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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 460

—Me encargo yo del resto de los Rojas —habló Ben con calma.

—Papá, concéntrate en la familia Vargas. En cuanto a Celi…

Mientras hablaba, la miró con ternura.

—Mi hermanita puede hacer todo lo que le guste.

Celia se sorprendió. Su corazón, que había perdido toda la esperanza, sintió un leve oleaje.

—Ben tiene razón. Estamos nosotros para ocuparnos de todo. No se preocupe por nada, papá —Enzo consoló al anciano.

Con esas palabras tranquilizadoras, Faustino pudo relajarse un poco.

***

Después de la comida, Ben llevó a Celia de vuelta a su apartamento. Antes de que bajara del auto, le dijo de repente:

—Celi, ¿piensas quedarte en Rivale?

Ella guardó silencio por unos segundos.

—Me va bien aquí. Además, le prometí a mi maestro que terminaría el proyecto. No puedo abandonarlo a medias —dicho esto, lo miró pensativa—. ¿Pasa algo en la familia?

Él posó la palma de su mano sobre su cabeza.

—No, nada. Solo preguntaba. Haz lo tuyo con tranquilidad. Ah, y no te quedes en este apartamento en el futuro. Te compré una hacienda en el distrito cerca al río. El sistema de seguridad allí es mejor y es más seguro. Además, no está lejos de tu oficina. Múdate allí, ¿de acuerdo?

—¿Otra vez gastaste tanto dinero en mí?

—Tontita, eres mi hermana. Lo mío es tuyo, ¿no?

Celia no pudo evitar sonreír. Él la observó con cariño.

—Por fin volviste a sonreír.

Ella parpadeó, aturdida, luego bajó la mirada, sintiendo de nuevo una punzada de tristeza. Ben sabía que había estado deprimida por lo de César. Lo veía, y le dolía.

***

—Revise el acuerdo, por favor. Si no encuentra objeciones al respecto, necesita firmarlo —explicó Nicole, pero la urgencia en su voz la hizo sonreír con amargura. Comenzó a hojear el acuerdo de divorcio.

César lo había firmado. Le dejaba el quince por ciento de sus bienes a su nombre, incluyendo las propiedades.

—Su mamá debe odiarme muchísimo ahora, ¿cierto? —preguntó Celia.

Nicole hizo una pausa antes de responder.

—El jefe hizo testamento después de que le diagnosticaron cáncer. La señora Herrera no la molestará. En cuanto firme el divorcio, ya no será parte de la familia Herrera.

Celia tomó el bolígrafo y firmó el documento. Cada trazo representaba el proceso de cortar por completo el vínculo con la familia Herrera, y también con él... Sería un corte definitivo.

Después de firmarlo, le entregó el documento a Nicole y se volteó para que esta última no viera su expresión. Antes de irse, Nicole le inclinó la cabeza.

—Cuídese mucho, señorita Sánchez.

Luego salió de la oficina sin mirar atrás.

Celia relajó lentamente las manos que había tenido bien apretadas. Tambaleándose un poco, se apoyó en el escritorio, con los dedos blancos por tanta fuerza que usaba.

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