Ella había deseado con tantas ansias divorciarse en el pasado, pero, ahora que lo había logrado, no podía sentir alegría alguna… Todo su amor y odio se habían esfumado con la explosión.
Durante los diez días después del incidente, la casona de los Quiroga estaba bajo vigilancia constante de la policía. Hasta que se levantara la sospecha, Mario tenía prohibido salir del país y cada uno de sus movimientos estaba bajo vigilancia.
En el estudio, Mario estaba sentado junto a la ventana fumando. Cuando sonó su celular sobre el escritorio, sacudió la ceniza antes de tomarlo para atender. Tras escuchar lo que decía del otro lado, apagó la colilla en el cenicero y la apagó con un chorro de vino tinto de su copa.
—Estoy bien. Tú preocúpate de disfrutar tu luna de miel con tu mujer y recuerda tratarla bien.
Al terminar de hablar, colgó. Poco después, un secuaz entró y se quedó junto al escritorio.
—Jefe...
Iba a decir algo, pero Mario alzó una mano para detenerlo, indicándole que fueran a hablar en el dormitorio. El secuaz comprendió y lo siguió.
—Jefe, la policía sigue investigándonos, pero ya me deshice de los tipos que participaron en esa misión. Los de confianza ya se fueron al sudeste asiático, como usted pidió, y ahora están bajo la protección de Guillermo Castillo.
—Perfecto —Mario golpeaba el escritorio con los dedos—. Qué lástima. Esa explosión solo mató a César Herrera, pero no al maldito de los Gómez.
—Usted fue compasivo y les dio una oportunidad de escapar. De no haber sido por eso, ¡todos ya estarían muertos! —El secuaz trató de adularlo.
Mario rio con desprecio.
—Son mis presas y también mis juguetes. Voy a matarlos poco a poco. Menos mal, la explosión mató a Genaro... eso sí lo que quería ver. Es el final que merecen los cobardes que temen morir.
—Tiene razón, jefe.
—Por cierto, ¿la familia Herrera seguirá ocupada con el luto por César?
—Pues... en la capital no hay muchas noticias sobre este tema. Los Herrera probablemente no quieren reconocerlo, ya que no han visto el cuerpo de César.
Mario se levantó y se acercó a la ventana.
—Da igual. Los Herrera ya están en caos. Ahora puedes contactar a ese tipo escondido entre los Herrera.
***
—Aún me tienes a mí... y a tus amigos, y a tu familia.
—Sí, lo sé. —Celia contuvo sus emociones y forzó otra sonrisa—. No soy tan frágil como crees.
—Señorita Sánchez, ya está todo cargado —informó un empleado.
—De acuerdo. —Ella se volteó para responder y luego miró a Nicolás—. Doctor Gómez, entonces… me voy.
Cuando iba a marcharse, recordó algo, dio media vuelta y se acercó a él.
—Ten cuidado con Mario. Tiene mucho que ver con lo del secuestro de años atrás y guarda rencor contra el maestro.
Nicolás parpadeó sorprendido. Tras unos segundos, arrugó el entrecejo.
—Bien, prestaré más atención a este tema.
Se quedó inmóvil, observándola a ella y a los de la mudanza alejarse. Relajó poco a poco las manos que había apretado y rio con resignación. Sabía que la había perdido desde aquel día de la explosión, desde que ella solo recordaba a César.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró
NECESITOO MÁS CAPÍTULOS 😭...
Ya se acabo???...
Buenos días, cuando vuelven a subir capítulos?...
Alguien sabe que paso que no han vuelto a subir los capítulos 😓...
Me pueden decir por favor cuantos capítulos tiene está novela, ya me da flojera ir leyendo de uno en uno cada día, estoy a punto de abandonarla...
Donde la puedo conseguir completa disculpen...
Gracias por subir los capitulos gratuitos, pero suban más xfis, me gana la ansa...
Donde puedo ver los capítulos que faltan ?...