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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 462

Mientras tanto, después de enterarse de la muerte de su hijo, Marta pasaba los días sumida en el llanto. Víctor, por su parte, se consumía en el remordimiento por no haberlo acompañado a la boda. Había perdido a su único hijo y compartía casi el mismo dolor que el de su esposa.

Y Valeria, la anciana, se había desmayado al recibir la noticia y ahora seguía hospitalizada. Debido a su avanzada edad, su cuerpo ya no podía soportar ese impacto, y solo se mantenía con suero y nutrientes.

En general, la muerte de César casi había destrozado a la familia Herrera, pero David y Macarena no se permitieron perder esta oportunidad de alimentar aún más la tragedia.

Macarena llegó a la clínica con un ramo de flores para visitar a Valeria. A diferencia de la abatida familia de Víctor y Marta, ella parecía eufórica. Miró a la pareja en el corredor y les dijo:

—Víctor, Marta, me enteré de lo de César… No sé cómo consolarlos, pero deben aceptarlo.

—Ya han pasado tantos días. Si quisieras consolarnos, deberías haber venido antes. —Marta la fulminó con la mirada, sabiendo que Macarena no había llegado con buena intención.

—No, no me malinterpretes. —Macarena sonrió—. Solo pienso en lo mejor para el negocio de nuestra familia. Entiendo su dolor, pero no podemos dejar que los Herrera caigan en la ruina por eso. Cada uno tiene su propio destino. Este es el de César y él ya nunca podrá evitarlo.

—¡Ya basta! —gritó Marta, furiosa.

De pronto, sintió un dolor en el pecho y casi se desmayó. Víctor la sostuvo a tiempo y miró a Macarena con una expresión sombría.

—Macarena, ¿no piensas antes de hablar?

—Ups, lo siento por mis palabras. Pero, si quieres que las mida… Eso depende de la actitud de tu esposa, ¿no?

Marta respiraba con dificultad. La expresión de Macarena mostraba perfectamente la arrogancia de las personas mezquinas.

—Ah, por cierto. Creo que, después del accidente, ya es hora de que Rocío regrese al país. Después de todo, ahora es la única heredera de los Herrera.

Dicho esto, Macarena mostró una sonrisa de triunfo. Abrió la puerta y entró en la habitación de Valeria. Marta, debido a la agitación, no pudo recuperar el aliento y se desmayó. Víctor llamó a los médicos de inmediato.

La conversación entre Macarena y Valeria no fue agradable. Cuando salió de la habitación, la expresión de Macarena estaba sombría.

—Vieja bruja, más te vale vivir más tiempo para ver cómo los Herrera pasan a ser nuestros —murmuró entre dientes.

En ese momento, recibió una llamada. La respondió mientras caminaba.

—¿Hola?

No se sabía qué le había dicho la persona al otro lado, pero su expresión sombría cambió por completo.

—¡Ah, señor Quiroga! Sobre lo de la cooperación, hay lugar para negociar. Pero no olvide lo que me prometió.

—Entonces solo tendré que recuperarla, ¿no?

Yael se quedó sin palabras por su lógica.

De vuelta en la habitación, César recibió un mensaje de Nicole. Yael se acercó a mirar.

—¿Qué ocurrió?

—Como esperaba, Óscar fue llevado por Mario.

—Pero Mario está en Rivale, ¿no? Tiene prohibido salir del país. En teoría, la policía no debería dejarle salir de la ciudad... —comentó Yael, con confusión, y de repente reaccionó—. ¿Acaso hay alguien en los Herrera ayudándolo?

César se levantó con calma y, con la ayuda de Yael, se sentó lentamente al borde de la cama.

—Por supuesto que es mi querida tía política, Macarena.

—Está tan decidida a apoyar a esa hija inútil… —Yael suspiró con impotencia—. Si al menos Rocío fuera un poco más inteligente, no estaría a merced de los caprichos de su madre, tan torpe.

Incluso si Rocío se convirtiera en la heredera de los Herrera, con ese par de madre e hija, la familia iría a la ruina.

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