Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 12

Joana sintió como si la hubieran echado de golpe a una piscina helada.

Sus dedos, completamente entumecidos, apenas acertaron a marcar el número de su hija.

Solo quería preguntar. Saber qué estaba pasando.

...

Al otro lado, Dafne abrazaba su muñeca de trapo, pegada a Tatiana mientras se tomaban una foto juntas.

Al ver el nombre de quien llamaba, Dafne alzó una ceja fina y sus ojos dejaron ver un rastro de fastidio.

El celular no dejaba de sonar cuando Tatiana le recordó:

—Dafne, es tu mamá la que está llamando, ¿no vas a contestar?

Dafne negó con la cabeza.

—Ay, mamá es bien latosa, si contesto va a empezar con sus preguntas de siempre. No quiero.

Y colgó la llamada sin pensarlo dos veces.

De inmediato, se volvió hacia Lisandro para quejarse:

—Hermano, ¿ves? Te dije que no sacaras a mamá de la lista de bloqueados. Mira, no ha pasado ni nada y ya está marcando como loca. No entiendo por qué te da miedo.

—¿Quién dijo que me da miedo? Solo te recordé que a lo mejor mamá tenía algo importante que decirte. ¡Tú fuiste la que la quitó de la lista!

Lisandro intentó hacerse el fuerte, pero tampoco podía ocultar que ya le estaba cansando el tema.

La verdad, mamá también... ¿no podía esperar un rato más para llamar? Así le quitaba toda la gracia al momento.

Dafne hizo un puchero.

—Mamá nunca se le olvida nada, pero en cuanto empieza, no para de hablar. Ya me tiene harta.

Desde que llegaron a Ciudad Beltramo, Joana les marcaba dos veces al día, como si fuera un ritual.

Una llamada en el desayuno, otra en la cena, recordándoles hasta el detalle más mínimo sobre la ropa, la comida y todo lo demás.

Al principio, cuando recién se habían separado de mamá, ambos la extrañaban y se sentían perdidos. Llamar a la hora acordada les daba cierta tranquilidad.

Pero poco a poco, con más amigos y la compañía de Tatiana, la necesidad de esas llamadas fue desapareciendo.

Así, de dos llamadas diarias pasaron a una, y luego, ni diez minutos duraban hablando antes de buscar cualquier pretexto para colgar.

Y en los últimos días, mejor la habían bloqueado de plano.

...

El celular de Joana parpadeó y volvió a apagarse. Sintió que, igual que la pantalla, algo dentro de ella también se apagaba poco a poco.

¿Todavía esperaba algo?

De pronto, un ataque de tos la sacudió y terminó escupiendo unas gotas de sangre.

El conductor se asustó tanto que pisó el acelerador y la llevó directo al hospital más cercano.

...

En la casa donde celebraban la boda, Lisandro vio que al fin su hermana terminaba la sesión de fotos con Tatiana. Se acercó, medio incómodo, jalando la manga de su pijama.

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