Entrar Via

Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 184

Joana podía imaginarse perfectamente a Dafne, tan pequeñita, escondida sola en una habitación oscura, mientras afuera alguien malo la perseguía. Imaginó lo aterrador que debía ser estar siempre alerta, temiendo el peligro a cada instante.

El remordimiento la invadió.

Por más errores que hubiese cometido Fabián, nunca debió arrastrar a su hija a ese lío.

Al final, Dafne también era solo una niña.

Las lágrimas empezaron a resbalar por las mejillas de Joana.

—Señor, por favor, vaya más rápido, le pago el triple de la tarifa —le urgió al conductor del carro.

Cuando por fin llegó al parque marino, se dio cuenta de que aquello no era más que un parque abandonado.

Hierba crecida por todos lados, árboles cubriendo el paisaje, todo parecía olvidado. Aunque estaba cerca de la playa, casi nadie pasaba por ahí.

Si alguien hacía algo en ese sitio, nadie se enteraría jamás…

Joana sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. Prefería no imaginar lo que podía pasar.

Mientras mantenía contacto con su hija, siguió las indicaciones que Dafne le había dado hasta encontrar una casita hacia el sur del parque.

Miró a su alrededor, alerta, asegurándose de que no hubiera nadie sospechoso a la vista.

Le tomó una foto a la casita y se la mandó a Dafne.

[Joana]: Dafne, ¿estás aquí?

Dafne contestó de inmediato.

[Dafne]: Sí, mamá, estoy adentro, ¡ven rápido!

...

Sala de la familia Rivas.

Dafne se recostaba en el sofá mientras comía fruta recién picada que le había llevado la empleada. Tenía los ojos pegados a las caricaturas y no podía evitar reírse a carcajadas con las ocurrencias de los personajes.

En eso, sonó una notificación en su celular. Al ver que era un mensaje de Joana, puso cara de fastidio.

¡Mamá siempre tan intensa!

¡Qué lata que le mande tantos mensajes!

Si hubiera sabido que su mamá seguía igual de insistente, habría fingido que se le había acabado la batería y así la apuraba a meterse a la casita oscura.

Ojalá el tipo que contrató por internet fuera de fiar y le diera un buen susto a su mamá, para que por fin aprendiera la lección y dejara de portarse mal.

¡Por su culpa, el abuelo, el papá y hasta el hermano estaban siempre angustiados!

Mamá es una adulta, pero parece que nunca va a madurar.

En cuanto Dafne respondió el último mensaje de Joana y confirmó que ya había llegado, la volvió a bloquear sin dudarlo.

Feliz, se volvió a concentrar en sus caricaturas.

¡Las caricaturas eran muchísimo más divertidas que su mamá!

...

—¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde está mi hija?

Buscó desesperada un poco de fuerza para no desmoronarse.

Pero una sensación de vacío y decepción le caló hasta lo más profundo.

Ya no tuvo fuerzas para seguir peleando contra el palo.

Las manos le temblaron y se rindió.

El segundo golpe volvió a estrellarse contra su cabeza.

...

Joana soñó un sueño larguísimo.

En el sueño, veía a su hija de un año, apenas aprendiendo a caminar.

La chiquita se tambaleaba hasta sus brazos, y al ver que Joana se había cortado la mano al partir fruta, le soplaba el dedito y decía, con palabras apenas entendibles:

—Mamita... soplo... no duele, no duele...

El corazón de Joana se deshacía de amor.

Es tan fácil llorar cuando eres mamá.

En ese instante, las lágrimas de Joana rodaron sin parar.

Su hija era su angelito.

Pero... ¿en qué momento todo se había perdido?

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Cuando el Anillo Cayó al Polvo