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Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 292

Dafne y Lisandro corrieron directo hacia Tatiana.

Durante estos días, Tatiana había aprovechado el pretexto de la cercanía a la escuela para tener a los niños viviendo en su departamento y poder cuidarlos de cerca.

Incluso el modo en que la llamaban había cambiado: de "señora" a "madrina".

A Dafne eso le parecía complicado, así que simplemente empezó a decirle “mamá”.

Al poco tiempo, Lisandro también se acostumbró y acabó llamándola igual.

Simón observó sorprendido cómo los dos niños se lanzaban a los brazos de Tatiana.

Por un instante pensó que había escuchado mal, o que su vista ya le jugaba malas pasadas.

—Dafne, Lisandro, ¿cómo la llamaron?

Simón había pasado tantos años fuera del país, que para los niños era casi un extraño.

Solo las videollamadas ocasionales hacían que Lisandro pudiera reconocerlo.

—Abuelo, la señorita Tatiana es nuestra madrina —contestó Lisandro con naturalidad.

Dafne lo secundó enseguida:

—¡La madrina nos cuida mucho! Por eso, para mí, ella es mi mamá.

—¡Qué tontería! —saltó Simón, con la voz cargada de molestia, mirando a Renata—. ¡Estos niños no entienden nada! ¿Y tú también permites que anden siguiéndole el juego a una mujer cualquiera y la llamen mamá?

Renata se sintió avergonzada, incapaz de sostener la mirada.

—¿Y yo qué iba a saber? ¡Si no fuera porque tu nuera nunca está en casa, esto no habría pasado! ¡Fue esa actriz la que se aprovechó de la situación!

Mientras los dos discutían, el tema volvió a girar en torno a Joana.

Lisandro, algo perdido, apenas entonces notó que su mamá estaba ahí, usando la bata del hospital.

—¡Mamá! ¡Despertaste! —gritó emocionado y se acercó corriendo a Joana.

Hace poco, había escuchado a Tatiana hablar por teléfono y se enteró del accidente de sus papás. Desde entonces, vivía preocupado.

Él y su hermana habían ido al hospital unos días antes, pero como sus padres estaban tan graves, ni siquiera pudo ver a Joana.

Él y Dafne habían pasado mucho miedo.

Fue Tatiana quien los consoló, prometiéndoles que, si sus papás no despertaban, ella misma los criaría hasta que fueran grandes.

Dafne rompió en llanto y la llamó “mamá” en ese momento.

Lisandro había querido detenerla, le parecía incorrecto, pero al ver a su hermana tan destrozada, no tuvo valor para decir nada.

Y, tras algunos intentos de Dafne por convencerlo, él también terminó cediendo.

Pero hoy…

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