Al día siguiente, temprano en la mañana, Joana recibió una llamada de un número desconocido.
—¿Hola? ¿Es la señorita Joana? Disculpe la molestia, soy la representante de Jimena. Necesito que pase por la estación de policía.
Joana comprendió de inmediato; seguramente era por lo que había pasado anoche en el club.
—Está bien, voy para allá enseguida.
De inmediato, abrió su celular y revisó las tendencias.
Las noticias sobre Jimena, que anoche eran lo más comentado, habían desaparecido por completo de los temas populares.
Joana soltó un suspiro de alivio.
Se alistó lo más rápido posible y salió rumbo a la estación de policía.
Al llegar, vio a Cristóbal, el representante de Jimena, esperándola en la entrada.
—Perdón por las molestias, señorita Joana. Jimena está en una etapa delicada y no puede aparecer en público, así que tuvimos que pedirle el favor de que viniera usted —comentó Cristóbal, con el ceño arrugado.
—No te preocupes, esto es cosa de nada. ¿Y qué pasó con esos dos idiotas? —preguntó Joana, incapaz de ocultar su interés.
Cristóbal negó con la cabeza y soltó una risa amarga.
—No hay suficientes pruebas. Los policías solo les dieron una advertencia, tomaron su declaración y hoy mismo salieron bajo fianza.
Joana sintió un nudo en la garganta.
¿Que no hay pruebas suficientes?
¿Acaso hay que esperar a que alguien salga verdaderamente lastimado para que cuente como delito?
Ambos se quedaron en silencio.
Los ojos de Joana reflejaban una preocupación profunda.
Cristóbal suspiró, resignado.
—Esos tipos venían preparados. Todo fue demasiado rápido y el club insiste en que no hay cámaras adentro. El vaso en el que pusieron la droga también desapareció.
—Jimena está en plena campaña para los Premios Cinépolis de Oro… No podemos permitir que esto se haga más grande. Quien movió los hilos detrás de esto es realmente malintencionado.
El Premio Cinépolis de Oro, organizado por Mar Azul Urbano, es una de las galas más importantes del cine.
Ganar ese reconocimiento es como recibir una corona en la industria. Es el sueño de cualquiera y una señal indiscutible de talento y poder.
Jimena apenas tiene veintitrés años. Si consigue ese premio, reemplazaría a Tatiana como la actriz más joven en lograrlo.
Joana lo entendió, y cambió de tema.
—¿Hernán ha ido a verla?
—No. Jimena ha intentado llamarlo, pero no le contesta —dijo Cristóbal, con un gesto de frustración.
—Ese club es de la familia de Hernán, no me creo que no se haya enterado. En un momento tan delicado, y cuando ese premio lo ganó Tatiana… Él sabe perfectamente lo que está en juego.
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