De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 28

Belén solo sonrió, sin añadir nada más.

Al terminar la comida, fue a pagar, pero el mesero le informó.

—El señor que la acompaña ya pagó la cuenta.

Sorprendida, se volvió hacia Hugo.

—Habíamos quedado en que yo invitaba. ¿Cómo voy a dejar que pagues tú?

Hugo la miró con una sonrisa, a punto de decir algo, cuando una voz femenina los interrumpió por detrás.

—¿Hugo?

Al girarse, vieron a Frida. Detrás de ella estaban Fabián y Cecilia.

Hugo solo conocía a Frida y no sabía que el hombre y la niña eran el esposo y la hija de Belén, así que no les prestó mucha atención.

—Frida, qué casualidad encontrarte aquí —la saludó Hugo con una sonrisa.

Frida también vio a Belén, pero la ignoró como si no existiera.

—Sí, qué casualidad. Hugo, ¿ya comiste? ¿Quieres comer algo con nosotros? —lo invitó Frida con entusiasmo.

Aunque Hugo no conocía la relación entre el hombre, la niña y Belén, percibió claramente la hostilidad de Frida hacia ella. Por lo tanto, se acercó a Belén y le dijo a Frida con una sonrisa.

—Ya comimos, no queremos molestarlos.

Al ver el gesto de Hugo, Frida se sorprendió. Lanzó una mirada a Belén y luego se volvió para tomar el brazo de Fabián.

Frida, al no poder insistir, solo pudo asentir con resignación.

Hugo hizo un leve gesto de cabeza a Fabián, luego se giró para abrir la cortina de la puerta y miró a Belén.

Cuando Belén se dirigía a la salida, el corazón de Cecilia comenzó a latir con fuerza. Incluso imaginó que, si su madre la abrazaba, ella, con la madurez de una adulta, le explicaría por qué estuvo mal abofete...

Pero su fantasía se vio interrumpida por la mano de Frida agitándose frente a ella, sacándola de sus pensamientos.

—Cecilia, ¿qué te pasa? —preguntó Frida, tocándole la frente con preocupación.

Cecilia, instintivamente, miró hacia atrás y vio que Belén ya se había ido con Hugo.

Mamá ni siquiera se ha girado, ni siquiera me ha mirado de reojo, pensó Cecilia, enfadada. Mala, le diré a papá que tampoco te quiera.