De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 27

Al día siguiente, se cumplieron dos meses de la llegada de Belén al pueblo, y era hora de regresar a Páramo Alto. Simón, en agradecimiento, organizó una ceremonia de despedida en la escuela. A pesar de la nostalgia que sentía, Belén sabía que la vida sigue y cada etapa tiene sus propias tareas.

Al volver a Páramo Alto, fue a la Mansión Armonía, recogió sus cosas importantes y las envió a la mansión Soler. Había vivido en la Mansión Armonía más de dos años y, aunque tenía muchas pertenencias, solo se llevó lo esencial. Afortunadamente, tenía un lugar a donde ir después de dejar a la familia Rojas.

Al día siguiente, llegó temprano al hospital. El director tenía programada una cirugía y le pidió que fuera su asistente.

Mientras se lavaba las manos en la sala de preparación quirúrgica, escuchó una voz sorprendida a su lado.

—¿Belén?

Belén, vestida con el uniforme quirúrgico, mascarilla y gorro, solo dejaba ver sus ojos. Se giró hacia el hombre a su lado y, tras un momento de duda, lo reconoció.

—¿Hugo?

Hugo Navarro, con solo sus ojos visibles, sonrió.

—Sí, soy yo.

Belén estaba muy sorprendida.

—¿También trabajas en este hospital?

—Vine a hacer una cirugía como especialista invitado —respondió Hugo—. ¿Tienes libre al mediodía? ¿Comemos juntos?

Belén no se negó.

—Claro, yo invito.

—Te espero después de la cirugía —dijo Hugo con una sonrisa.

A mediodía, Belén eligió un restaurante de estofados. Recordaba que a Hugo no le gustaba mucho el picante.

Cuando sirvieron la comida, Belén le sirvió un tazón de sopa.

—Hugo, cuánto tiempo sin verte.

—Sí, mucho tiempo. ¿Cómo te ha ido últimamente? —preguntó Hugo, aceptando la sopa con un gesto de agradecimiento.

Belén no quiso entrar en detalles sobre su vida.

Después de graduarse, no continuó sus estudios, priorizando su matrimonio y a su hija. Muchos de sus compañeros de entonces habían seguido estudiando, haciendo maestrías, doctorados e incluso yéndose al extranjero. Y ella, que se había graduado como la número uno de su promoción, se había convertido en la que menos había progresado.

Hugo, por su parte, había hecho una maestría y un doctorado después de graduarse, especializándose en neurocirugía. Ya era un experto en tumores primarios. Su nombre era conocido en internet y tenía un historial de casos exitosos incontable. Con su reputación actual, probablemente se encontraba en la élite del campo de la medicina.

Y pensar que ella, en su momento, tuvo la oportunidad de seguir estudiando con él. Pero eligió otro camino. Sin embargo, cinco años de experiencia le habían demostrado que el matrimonio no era el camino correcto.

En realidad, Hugo había estado preguntando por Belén a sus compañeros. Sabía que no había continuado sus estudios y que se había casado.

—Se necesita mucha paciencia para ser pediatra, sobre todo en cirugía pediátrica —comentó Hugo en tono de broma.

Belén esbozó una sonrisa, pero su expresión denotaba cierta inseguridad.

—Acabo de obtener el título de especialista, todavía soy una doctora de base.

Hugo, al ver la falta de confianza de Belén, sintió una punzada de compasión.

—Nunca es tarde para empezar algo. Lo importante es que sigues en el camino. Con tu capacidad, estoy seguro de que llegarás más alto que nadie.