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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1077

Micaela alzó la mano para cubrirse de la luz intensa que le lastimaba los ojos. Observó cómo esa silueta avanzaba desde la entrada, recortada por el resplandor; aunque no podía distinguir bien su rostro, lo reconoció de inmediato.

—Anselmo.

En ese momento, Micaela vio el destello de un cuchillo reflejado en la mano del secuestrador. El pánico la invadió y gritó desesperada:

—¡Anselmo, no te acerques!

Anselmo llegó hasta la puerta. La luz de los carros que estacionaban afuera iluminó el interior, revelando a Micaela tirada en el suelo. Su blusa estaba rasgada, la cara marcada por una bofetada, el cabello hecho un desastre; bastaba mirar su estado para imaginar el infierno por el que acababa de pasar.

Los ojos de Anselmo ardieron de furia. Apretó los puños tan fuerte que se escuchó el crujido de sus nudillos y su presencia se volvió tan amenazante que el aire se volvió pesado.

Los cuatro secuestradores, que al principio pensaron que sólo tendrían que enfrentarse a un tipo, de inmediato notaron que aquel no era alguien fácil. Se miraron entre sí, tensos, y apretaron con más fuerza las empuñaduras de sus cuchillos.

—¡Entre todos, acábelo! —ordenó el cabecilla.

Uno de los secuestradores lanzó el primer ataque, blandiendo el cuchillo directo hacia Anselmo. Él se movió con rapidez, esquivó de lado y, en un solo movimiento, sujetó la muñeca del atacante y la giró con fuerza. El sonido de un hueso quebrándose retumbó en el silencio del lugar.

—¡Ah! —El grito de dolor del secuestrador puso en alerta máxima a los otros tres; se dieron cuenta de que estaban ante un rival peligroso.

El corazón de Micaela se encogió hasta el límite. Ver a Anselmo enfrentando solo a cuatro tipos la tenía al borde de la desesperación. Sabía que él había estado en el ejército, pero el miedo a que lo lastimaran la consumía.

Los tres secuestradores rodearon a Anselmo. Uno se lanzó de frente con el cuchillo, otro intentó atacarlo por la espalda y el tercero lo sujetó con fuerza por la cintura, queriendo inmovilizarlo.

Parecían bestias salvajes encima de Anselmo. Pero él, con una precisión increíble, levantó la pierna y de una patada voló el cuchillo de uno. Giró y le dio un codazo al que lo sujetaba por la cintura, directo en la frente. El atacante que iba por la espalda aprovechó para intentar apuñalarlo, buscando el corazón, pero Anselmo logró esquivar el golpe y sólo recibió un corte en el brazo. La sangre empapó su manga, pero ni siquiera arrugó el entrecejo; giró en seco y arrojó al atacante contra el suelo con un movimiento brutal.

El secuestrador de la muñeca rota, aprovechando la confusión, recogió el cuchillo del suelo y se dirigió hacia Micaela. Ella estaba tan pendiente de Anselmo que no notó el peligro hasta que el tipo ya tenía el arma levantada sobre ella.

—Maldita, te voy a arreglar primero a ti.

Capítulo 1077 1

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