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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 196

La mirada de Jacobo destelló levemente, pero Gaspar, con toda naturalidad, tomó la botella de agua de Micaela. La abrió, giró la tapa apenas una vuelta y la dejó de nuevo en su lugar.

Micaela, serena e imperturbable, apenas lanzó una mirada a la botella, sin la menor intención de agradecerle. No probó ni una gota del agua.

En el escenario, después de un discurso vibrante, Leónidas suspiró emocionado.

—Hoy, aquí frente a todos, quiero agradecer a alguien muy especial. Fue ella quien me inspiró, quien desató en mí esa chispa creativa que me permitió lograr este avance.

La mirada de Leónidas se dirigió directamente a Micaela. Extendió la mano, señalándola.

—La persona a la que quiero agradecer es la señorita Micaela. Fue una plática reciente con ella lo que encendió mi mente. Ella es mi ángel, mi inspiración. Srta. Micaela, muchas gracias.

Micaela le regaló una sonrisa tranquila y asintió con la cabeza, tan serena como siempre.

Un aplauso fuerte y prolongado llenó el auditorio. Al final, Leónidas, con respeto, continuó:

—Ahora invito al señor Gaspar a subir y compartir unas palabras.

Mientras Gaspar subía al escenario, Micaela se levantó de su asiento y salió discretamente hacia el baño.

...

En ese momento, Adriana entró, arreglándose el maquillaje frente al espejo. Miró de reojo a Micaela y soltó:

—Vaya, sí que te gusta llamar la atención.

Por respeto a su tía de toda la vida, Micaela simplemente respondió, sin alterarse:

—Solo estoy trabajando.

Adriana, reflejada en el espejo, le lanzó una advertencia con la mirada.

—De todos modos, te lo aconsejo: no te metas con Jacobo.

Micaela decidió no responder a esa provocación.

Adriana, al ver su silencio, creyó que la había hecho sentir incómoda. Sin perder el ritmo, aplicó su labial y siguió:

Micaela se dio la vuelta y salió del baño, dejando a Adriana congelada, como si le hubieran dado una bofetada. Unas cuantas frases bastaron para dejarla completamente descolocada.

—¡Maldita sea! —exclamó Adriana, pateando el suelo.

...

Al regresar a su asiento, Micaela vio que Gaspar acababa de terminar su intervención y la reunión había concluido.

Gaspar, apurado, tenía que irse antes. Al verla acercarse, pareció querer despedirse, pero Micaela giró el rostro, lo ignoró por completo y se dirigió directo a Leónidas.

Gaspar miró la hora en su reloj y se marchó.

Leónidas, entusiasmado, comenzó a platicar animadamente con Micaela. Ramiro también se unió a la conversación. En ese instante, Jacobo y su equipo caminaron hacia ellos. Micaela le regaló una sonrisa y lo saludó con amabilidad.

Jacobo, con una botella de agua en la mano, se la ofreció a Micaela.

Ella se sorprendió un poco, pero la aceptó con cortesía. Solo entonces Jacobo se retiró. Al llegar a la puerta, Adriana se unió al grupo; gracias a sus conexiones, había logrado colocarse como parte del equipo de asistentes de Jacobo.

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