Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 200

Emilia jaló a Micaela del brazo y preguntó:

—¿Ese es el carro de Gaspar?

Micaela volteó a ver el carro que las seguía por detrás y, al reconocerlo, le respondió mientras la jalaba también:

—No le hagas caso.

Emilia avanzó unos pasos, pero volvió la cabeza con una sonrisa traviesa:

—¡Mira nomás! Gaspar anda de tu guardaespaldas.

—¡Oye! ¿Y cómo va lo de tu divorcio? —preguntó Emilia con curiosidad. Últimamente también había estado tan atareada con varios casos, que ya ni podía pensar con claridad.

—Tu hermano dijo la última vez que estaba en contacto con la gente de impuestos y también con una firma de contadores. Dijo que el trámite es bastante enredado —contestó Micaela.

Emilia le dio una palmada en el hombro:

—Eso quiere decir que ahora sí Gaspar va en serio y piensa darte la mitad de todo. Es bastante generoso, ¿no crees?

—Pero para mí solo está buscando cómo atrasar lo del divorcio.

—No te preocupes. De todas formas ya están viviendo aparte. Mejor deja que mi hermano te ayude a sacar el mayor provecho —aseguró Emilia. Y enseguida añadió—: Por cierto, ¿no que Samanta está embarazada? Supongo que la familia Ruiz debe estar que no les calienta ni el sol por meterla a la familia.

—Sí, seguro ya están desesperados.

—Pues no dudes que Gaspar también le meta velocidad a lo del divorcio. Si no, para cuando termine, Samanta ya va a tener la panza enorme.

...

A la mañana siguiente.

Micaela y Emilia salieron a pasear al centro comercial. Al pasar frente a la tienda de Hermès, Emilia se detuvo emocionada; quería comprarse un bolso.

—¡Por fin hay disponibilidad de este bolso! —llevaba semanas echándole el ojo.

—Disculpe, señorita, pero ese bolso ya está apartado —informó una de las dependientas.

—¿Qué? ¿Apartado? —Emilia se desanimó de inmediato—. ¿A poco quieren que compre más cosas para que me lo vendan?

—Señorita, en nuestra tienda sí se pide que compre varias cosas para acceder a ese modelo —respondió la dependienta, algo altiva.

Al ver lo mucho que Emilia quería ese bolso, Micaela sonrió y dijo: