Por la noche, Micaela le pidió a Sofía que preparara los platillos favoritos de su hija y de Viviana: costillas agridulces y huevos al vapor con camarones. Mientras organizaba la mesa y animaba a las dos pequeñas a sentarse a cenar, su celular vibró de repente. Al ver el nombre de Emilia en la pantalla, contestó de inmediato.
—¿Bueno?
—¡Mica, pasó algo grave! Alguien soltó información en internet diciendo que te quedaste con un montón de bienes del Grupo Ruiz tras el divorcio. Ahora todo mundo está en tu contra.
El corazón de Micaela dio un vuelco.
—¿Qué dices? ¿Cómo pudo pasar esto?
—Creo que alguien te está tirando mala onda a propósito. En las redes no paran de decir que eres una interesada y una aprovechada.
De inmediato, la imagen de Adriana vino a la mente de Micaela. Ese tipo de jugadas era muy su estilo.
Sin perder tiempo, subió a su cuarto y prendió el iPad para revisar la situación.
[El millonario divorcio del Grupo Ruiz: ¿La promesa de la medicina convertida en cazafortunas?]
[Impactante: En el divorcio del presidente del Grupo Ruiz, la exesposa se lleva ocho empresas y una fortuna. Un nuevo tipo de depredadora de negocios.]
Varios temas así aparecían en lo más alto de las tendencias. Al entrar a los enlaces, se encontró con un mar de comentarios y notas de cuentas de chismes y medios digitales, todos usando la noticia para ganar visitas.
[¿Investigadora principal de InnovaCiencia Global? Dicen que metió mano en el núcleo médico del Grupo Ruiz sólo por casarse. Hasta dejó la universidad en segundo año para casarse, ¿cómo le hizo?]
La sección de comentarios era un caos:
—Ajá, ¿científica? A ver si el premio que ganó no es porque le robó los resultados a otro.
—El señor Gaspar sí que tiene mala suerte. Casarse con alguien así de calculadora...
—¿Y todavía se atreve a llevarse tanto con el divorcio? No tiene vergüenza.
Los dedos de Micaela temblaron apenas. Respiró hondo, intentando calmar ese nudo en la garganta.
No cabía duda: alguien estaba manipulando la opinión pública, distorsionando los hechos y dejando su nombre por los suelos.
Ahora la pintaban como la peor de las interesadas, una mujer dispuesta a todo por dinero.
Mientras seguía en videollamada con Emilia, Micaela preguntó:
—Emilia, ¿puedes averiguar de dónde salió todo esto?
—Ya lo estamos investigando, pero está complicado; la información salió en varios medios casi al mismo tiempo. Mejor no respondas nada todavía.
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