Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 242

Micaela acababa de tomar su bolso cuando Gaspar se acercó detrás de ella.

—Te acompaño —dijo él.

—No hace falta —respondió Micaela con firmeza.

Micaela subió rápidamente al carro y salió rumbo a la escuela, pero al mirar por el retrovisor, notó que Gaspar la venía siguiendo en su propio carro.

No prestó atención a su insistencia, pues la preocupación por Pilar la tenía con el corazón en un puño. Manejó casi sin respirar hasta llegar a la puerta de la escuela, bajó del carro casi corriendo y entró apresurada.

Al cruzar la entrada, la escena la desarmó por completo: Pilar, su hija, estaba en el suelo, temblando, con el cabello hecho un desastre, la cara roja y llena de lágrimas, sollozando tan fuerte que parecía que el dolor la iba a partir en dos. Esa chispa de alegría que siempre brillaba en sus ojos se había apagado.

—Pilar... —La voz de Micaela tembló y los ojos se le humedecieron al instante. Se agachó y la abrazó con toda la ternura del mundo—. Aquí está mamá, mi amor, ya no llores.

—Mamita... lo que dijo Bianca no es cierto... Ustedes no se divorciaron, ¿verdad? Yo no soy una niña sin papás... yo sí tengo a mi papá y a mi mamá... —El llanto de Pilar le desgarraba el alma a Micaela.

A Micaela le pesaba el corazón. Recordaba las decisiones del pasado, cómo una elección equivocada terminó por arrastrar también a su hija en medio de ese torbellino.

—Pilar... pase lo que pase, no importa nada, tu papá y yo te vamos a querer siempre —susurró Micaela, tratando de calmarla mientras la acunaba.

No terminó de decirlo cuando una voz grave se oyó a sus espaldas.

—Pilar, aquí está tu papá.

Pilar alzó la cabeza, los ojos todavía llenos de lágrimas, y en cuanto reconoció la voz, se soltó de los brazos de Micaela para lanzarse a los de Gaspar.

—Papá... —sollozó—, los extrañé mucho...

Los maestros, comprendiendo la situación, se alejaron discretamente, dejando que la familia tuviera su momento a solas.

Pilar, con la carita empapada de lágrimas y los ojos hinchados, miró a Gaspar con ansiedad.

—Papá, ¿es cierto que te divorciaste de mamá?

El corazón de Micaela se encogió. Miró a su hija, luego a Gaspar, esperando su respuesta.

Gaspar le limpió las lágrimas a Pilar con la mayor delicadeza y le contestó con seriedad:

—Sí, me separé de tu mamá. Pero aunque ya no estemos juntos, los dos te queremos muchísimo.

Capítulo 242 1

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