Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 307

InnovaCiencia Global había sufrido el robo de datos experimentales y, casi sin darse cuenta, ya había pasado una semana desde aquel incidente.

Durante esos días, Micaela se cruzó varias veces con Lara en el laboratorio. Pero Lara, con esa mirada esquiva, dejaba claro que su conciencia no la dejaba en paz.

Santiago, por su parte, terminó sacrificando toda su vida académica por ella.

En realidad, esto no debería haberse resuelto tan fácilmente, pero como Santiago y el laboratorio de Natalia no tenían conflictos de intereses y existía colaboración entre ambos laboratorios, el asunto se consideró un simple caso de filtración accidental de tecnología. Tras el comunicado oficial de la universidad, le dieron de baja definitiva.

En cuanto a InnovaCiencia Global, ellos decidieron reservarse el derecho de emprender acciones legales contra él.

Para Micaela, esa semana fue un cúmulo de tensión. Todo lo que Jacobo hizo por ella la hacía querer darle las gracias en persona.

Pero Jacobo estaba de viaje.

No regresaría sino hasta Año Nuevo.

Las siguientes dos semanas en el laboratorio transcurrieron con normalidad, y en un abrir y cerrar de ojos llegó el Año Nuevo.

Tres días antes, Natalia le había mandado una invitación. Su fundación celebraría una cena de gala el primer día del año y Micaela estaba invitada.

La noche anterior, Gaspar le pidió que ese día llevara a su hija a almorzar con la familia Ruiz. Con el acuerdo de ocho visitas mensuales, a Micaela no le quedó más remedio que aceptar.

A la mañana siguiente...

Pepa, su perrita, ladró de pronto y corrió a la puerta del jardín, moviendo la cola con emoción y soltando un pequeño gruñido de alegría.

—Seguro es papá —dijo Pilar, feliz.

El timbre sonó y Sofía fue a abrir. Frente a la puerta de la casa, Gaspar esperaba con su abrigo negro, y su carro lujoso bloqueaba la entrada con aires de superioridad.

—Vengo por Pilar —le soltó a Micaela.

—¡Papá, hoy te ves súper guapo! —exclamó Pilar, alzando la cabeza con admiración.

Gaspar le revolvió el cabello a su hija con una sonrisa afectuosa.

—¿De verdad?

Micaela observó cómo su hija salía con él. Luego, decidió ir a cambiarse y salir también; la presión de las últimas semanas la tenía agotada y pensó en aprovechar el descanso.

Había quedado de verse con Emilia en la cafetería del centro comercial.

Emilia, con tantos casos legales a fin de año, también andaba a las carreras. De hecho, ya tenía más de un mes que no se encontraban.

Pusieron al día sus vidas y, al enterarse del asunto de Santiago, Emilia explotó:

—¿Así nada más lo dejaron ir? Eso sí que es poco castigo para él.

Micaela, frustrada, tomó un sorbo de café.

—InnovaCiencia Global aún tiene la opción de ir tras él.

—Esta vez Jacobo arriesgó el prestigio del laboratorio por ti. Eso es amor del bueno —comentó Emilia, y agregó con picardía—: Me gustaría ver la cara de Gaspar cuando se entere de todo lo que Jacobo hizo por ti.

Micaela se llevó las manos a la cabeza.

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