Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 466

La mirada de Gaspar recorrió a su hija y, unos pasos más allá, se detuvo en Micaela. Ella estaba con el celular en mano, tomándoles fotos a los niños.

La señora Montoya, con una sonrisa cálida, ayudó a su nieta a partir el pastel. Una vez que lo repartieron, Pilar llevó el primer plato a Micaela y luego, con el siguiente, fue hacia Gaspar.

—Papá, para ti —le ofreció la niña con alegría.

Samanta, desde su sitio, pensó que tal vez Pilar también le llevaría una rebanada, pero se dio cuenta de que la niña ya estaba saboreando su propio trozo. El mismo pensamiento amargo le cruzó la mente: “Definitivamente, es una ingrata. ¡Ni con todo mi esfuerzo logré ganármela!”

Recordó cuánto tiempo había invertido intentando acercarse a Pilar, solo para terminar sintiéndose como quien tira agua en un colador: al final, no obtuvo nada.

Gaspar probó un par de bocados del pastel y luego dejó el plato a un lado. Se dirigió a su hija con voz suave:

—¿Te vas a ir conmigo a casa o prefieres irte con tu mamá?

—¡Con mi mamá! —respondió Pilar, parpadeando con asombro, como si la pregunta fuera innecesaria.

A Gaspar le dolió un poco la respuesta, pero aun así, no pudo evitar acariciar la naricita de la niña con ternura.

—Está bien.

Levantó la mirada y, bajo la luz del salón, observó a Micaela. Había algo en su expresión, una intención que no dejaba ver. Unos segundos después, se dio la vuelta y se fue.

Samanta ni siquiera había probado el pastel. Tomó su bolso y salió tras Gaspar.

Lionel, que no se perdió el movimiento, sintió una punzada de desánimo. En ese momento, su tía Violeta se sentó a su lado.

—Oye, Lionel, ¿esa señorita qué es tuya?

—Una amiga —respondió, aunque la respuesta le supo amarga.

Violeta había notado todo y le dio una palmadita en el hombro.

—Ya no estamos en otros tiempos, ¿eh? Si te gusta, ve tras ella. Yo te apoyo.

Lionel solo pudo esbozar una sonrisa, amarga y resignada. Había cosas que simplemente no dependían de sus deseos, como el hecho de respetar el orden entre hermanos, eso era algo que no pensaba romper.

...

Cuando Pilar terminó su pastel, Micaela se preparó para irse.

Jacobo se acercó enseguida.

—¿Ya te vas?

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