Jacobo alzó la mirada hacia Lionel, esforzándose por mantener la calma.
—¿En serio? Nunca escuché a Micaela mencionarlo.
Lionel se inclinó hacia adelante, con una expresión llena de gravedad.
—Jacobo, ¿de verdad no te das cuenta? Micaela anda coqueteando contigo mientras se la pasa bien con ese tipo. Solo te está usando.
Jacobo se quedó pasmado por unos segundos.
—¿Micaela me usa? ¿Qué es lo que podría querer de mí?
—¡Piénsalo! Lleva menos de un año de haberse divorciado de Gaspar y ya está contigo. ¿No te parece obvio que busca vengarse de Gaspar?
—Lionel, cuida lo que dices. Micaela no me sedujo —soltó Jacobo, interrumpiéndolo tajante.
Lionel soltó un suspiro pesado.
—Me preocupa que salgas lastimado, eso es todo.
—Entre Micaela y yo solo hay amistad, todavía no somos pareja. Ella puede ser cercana con quien quiera, es su vida. No tengo ningún derecho de meterme.
Lionel negó con la cabeza, incrédulo.
—Jacobo, con todo lo que tienes, ¿podrías estar con la mujer que quisieras? ¿Por qué te empeñas en esto…?
Jacobo lo interrumpió sin vacilar.
—No lo entiendes, Lionel. Desde el principio, soy yo quien la busca, quien se ha enamorado sin remedio. Si hay alguien que actúa malintencionado, ese soy yo.
Lionel resopló, molesto.
—¿Te oyes? ¿Sabes cuántas chicas de sociedad estarían formadas para casarse contigo? Y tú… ¿vas a conformarte con ser el plan B de Micaela?
—¿Y tú? Llevas años siendo el segundo plato de Samanta —Jacobo lo miró directo a los ojos.
Lionel se quedó quieto, sorprendido, y tardó un buen rato en responder.
—Tú y yo no somos iguales.
Jacobo dejó escapar un suspiro.
—Perdón, no era mi intención tocar tu herida.
Lionel sonrió con amargura.
—Tienes razón, soy el suplente de Samanta. Si Gaspar se casa con ella, yo me aparto. Pero si Gaspar…
—Tal vez, pero escucha bien, Lionel. Desde el principio, yo soy quien decidió perseguir a Micaela. Gaspar no se opone, así que será mejor que no te metas en lo que hay entre ella y yo —advirtió Jacobo, con una mirada firme.
—No tienes remedio —aventó Lionel, totalmente resignado.
Jacobo sostuvo la mirada, decidido.
—Sé que Micaela vale la pena, aunque al final no termine conmigo.
Lionel abrió la boca, pero solo consiguió exhalar un suspiro agotado.
De pronto, Jacobo preguntó:
—Lionel, ¿tú crees que Gaspar de verdad ya no siente nada por Micaela?
Lionel quedó pensativo.
—Después del divorcio, puede que se haya arrepentido, pero Gaspar no es de los que regresan al pasado.
Jacobo reflexionó un momento y asintió.
—Tienes razón.

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