Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 542

—Abuelita, no cambie el tema. De todos modos, yo soy la primera en estar en contra de que se vuelvan a casar —Adriana alzó la mano bien alto, decidida.

Florencia soltó un resoplido.

—¿Y tú para qué tienes que estar de acuerdo? Eso es asunto de tu hermano y de Micaela.

—¡Pues entonces menos van a lograrlo! Mi hermano nunca da marcha atrás cuando toma una decisión. Él no quiere a Micaela, ¿acaso no se han dado cuenta? —Adriana intentó abrirle los ojos a su abuela.

—Ya estuvo, ¿para qué vienes a mortificar a tu abuelita apenas llegas? Mejor ve a bañarte, apestas a perfume —intervino Quintana, molesto con el revoltijo de olores que traía su hija.

Adriana le hizo una mueca burlona.

—Yo solo digo la verdad. Mi hermano y Samanta han estado saliendo en Costa Brava, ¿y ustedes todavía quieren que regrese a casarse de nuevo? ¡Eso ni de chiste!

—¿Estás segura de que tu hermano anda con Samanta? —Florencia se giró apresurada, con la mirada encima.

—Por supuesto, Samanta me lo dijo en persona. ¿Tú crees que me lo inventaría? —aseguró Adriana, con una seguridad que no admitía dudas.

Quintana le lanzó una mirada de advertencia, pidiéndole que dejara de molestar a la abuela.

Adriana giró sobre sus talones y subió las escaleras. Florencia solo pudo suspirar, agotada.

...

Esa noche, después de contarle un cuento a su hija y arrullarla hasta que se quedó dormida, Micaela salió al balcón. No tenía sueño. Sentada abrazando sus rodillas, miraba fijamente la calle desierta y silenciosa.

De pronto, una notificación apareció en su celular. Fue solo un parpadeo, pero alcanzó a verla. Abrió la aplicación de correo y revisó el mensaje más reciente.

Al ver el remitente, sus ojos se abrieron de par en par. Corrió a leer el correo.

[Micaela, ¿cómo has estado? Desde que te fuiste del laboratorio hace dos años, te he extrañado mucho. Pero entiendo que en ese momento elegiste dedicarte a tu familia, así que no quise molestarte. Sin embargo, sé que has seguido brillando en el campo de la medicina. Por eso, he decidido reiniciar aquel experimento. Estoy por abrir un nuevo laboratorio en la Isla de Quetzal, en Ciudad Arborea, y me encantaría que te sumaras al equipo.]

El mensaje terminaba con la firma de su mentor en el laboratorio de Costa Brava, un gran amigo de su difunto padre: el doctor Nico Obregón.

Ese prestigioso especialista en medicina había sido su guía en el camino académico.

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