Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 651

Gaspar sostenía el regalo mientras estaba sentado en el sofá, sus dedos largos recorrían sin pensar los bordes del paquete.

Pasados unos segundos, levantó la muñeca para ver la hora en su reloj, se puso de pie y salió del departamento.

No tomó el elevador, sino que decidió subir por las escaleras. Sin embargo, apenas abrió la puerta del descanso del piso, escuchó la voz de una niña.

—¿Tío, de verdad podemos acompañar a la señora Micaela en su cumpleaños? —la voz de Viviana estaba llena de ilusión.

—Claro, ella nos va a recibir con gusto —respondió Jacobo, con esa calidez suya que siempre traía una sonrisa.

Gaspar se detuvo en seco. Por reflejo, retrocedió un paso y se escondió en la sombra de la esquina, junto al elevador.

Jacobo había presionado el timbre.

Luego, la puerta se abrió y se escuchó la voz de Sofía.

—Señora, el señor Joaquín y Viviana ya llegaron.

Un momento después, el asombro se notó en la voz de Micaela.

—Jacobo, ¿qué hacen aquí?

—Viviana quería jugar con Pilar, así que la traje. De paso... —se escuchó el crujir de una bolsa— compramos un regalito para celebrar tu cumpleaños.

—Señora Micaela, mi tío se esmeró mucho con el regalo. Espero que le guste —agregó Viviana, emocionada.

La voz de Micaela se volvió tierna, casi maternal.

—Estoy segura de que me va a encantar.

—¡Pasen! —dijo ella, claramente invitando a Jacobo.

Jacobo y Viviana entraron. Sofía estaba a punto de cerrar la puerta cuando, de repente, Pepa salió disparada hacia el pasillo.

—¡Ay, Pepa! ¡Regresa! ¿A dónde crees que vas? —exclamó Sofía, y salió corriendo detrás de la perrita. Al llegar al vestíbulo del elevador, se llevó una sorpresa: ahí estaba Gaspar, y Pepa se agachó frente a él, moviendo la cola con alegría.

—¿Señor Gaspar? —saludó Sofía, algo sorprendida.

El cuerpo de Gaspar se tensó, y contestó:

—Yo sólo...

Sofía, entendiendo perfectamente por qué Gaspar estaba ahí, sonrió.

—¿Por qué no pasa y saluda a la señora? Hoy es su cumpleaños, y ya vinieron el señor Joaquín y el señor Franco.

Los ojos de Gaspar se oscurecieron.

—¿El señor Franco?