—Sí, yo también pienso que lo mejor es iniciar el proceso de divorcio por la vía legal. Si el juez decide separarlos, ya no tienes que esperar ese mes de reflexión obligatorio —asintió Emilia.
Micaela se frotó la frente, cansada—. El problema es que conseguir pruebas no está fácil. Gaspar es demasiado cauteloso, y además ya tiene mucho que no reviso su celular.
—¡Pues tienes que revisarlo! Seguro ahí hay mensajes comprometedores con Samanta, y capaz hasta encuentras transferencias grandes de dinero. Todo eso serviría como prueba para que el juez vea que te fue infiel —comentó Emilia.
Micaela apretó los labios, dudando—. Llevo tres meses sin hablar bien con él.
—O sea que ni siquiera se ven a la cara, ¿verdad? —preguntó Emilia.
Micaela asintió—. Así es.
Emilia soltó un suspiro y trató de animarla—. Mica, tienes que pensar en algo para conseguir esas conversaciones. Si logras sacar sus chats con Samanta, eso es lo mejor que puedes presentar.
Para conseguir el celular de Gaspar, primero tendría que intentar llevarse mejor con él. Pero si él le pide que vuelvan a tener intimidad, ¿ella estaría dispuesta?
—Voy a intentarlo —murmuró Micaela, masajeándose la sien.
...
Esa noche, después de platicar un rato sobre la vida, Micaela y Emilia se fueron a dormir. Al día siguiente, tras desayunar, Micaela volvió a casa. Sofía la recibió en la entrada.
—Señora, ya regresó.
—Sí —contestó Micaela.
—El señor está en casa —informó Sofía.
Micaela asintió. En ese instante, desde el segundo piso se escuchó un ladrido—Guau, guau—. Pepa bajó corriendo por las escaleras, tan emocionada que parecía no caber en sí, y empezó a girar alrededor de Micaela moviendo la cola.
Micaela se agachó para acariciarle la cabeza. Antes no le gustaba la idea de que su hija tuviera un perro, pero ahora, la verdad es que le encantaba.
Tener a alguien que la recibía con tanta alegría cada vez que llegaba, sin importar cómo estuviera de ánimo, le hacía sentir que todo podía mejorar.
Subió a dejar su bolsa en la habitación. Mientras recordaba lo que le dijo Emilia, se mordió el labio y volvió a revisar los tutoriales de divorcio que había encontrado en internet.
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