Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 757

Lionel, como si algo se le hubiera ocurrido de repente, bajó antes que todos para organizar los lugares. Eligió el asiento más a la derecha de la segunda fila para sí mismo y, con anticipación, pidió al personal que apartaran tres lugares juntos.

Cuando Adriana y Samanta se sentaron, alzaron la vista hacia la pantalla donde se proyectaba un video promocional. Eran recortes de fotos tomadas en el hospital; entre ellas, tres mostraban a Micaela. Adriana sintió un pinchazo de molestia al verlas y giró la cabeza hacia Samanta. Sin embargo, Samanta permanecía serena, como si nada de eso le afectara.

Adriana pensó que esa tranquilidad de Samanta se debía a su madurez, a su capacidad de ver el panorama completo. Al fin y al cabo, estaban en la inauguración de la fundación de su hermano mayor, y ella sabía poner las prioridades en orden.

Adriana soltó un suspiro leve, imitando a Samanta y tratando de reprimir su descontento.

La sala estaba oscura, solo iluminada por las luces del escenario. El presentador, lleno de entusiasmo, anunció:

—Ahora le damos la bienvenida al presidente del Grupo Ruiz y director de la Fundación Ruiz Farmacéutica, ¡el señor Gaspar, para que nos dirija unas palabras!

Los aplausos retumbaron y Gaspar salió de la parte lateral del escenario. Vestía un impecable traje azul marino que resaltaba su porte elegante y alto. Muchos notaron que hoy llevaba unas gafas de marco dorado, lo que le sumaba un aire de intelectual distinguido.

Abajo, entre el público, Adriana no pudo evitar comentar con una sonrisa:

—Mi hermano con lentes se ve todavía más guapo, ¿a poco no?

Además, no podía dejar de pensar que Gaspar había elegido esas gafas a propósito, como si quisiera resaltar su atractivo.

Samanta entrecerró los ojos, notando también el cambio. Gaspar lucía más carismático que de costumbre, y eso era raro en él, pues siempre mantenía la misma imagen. Era la primera vez que lo veía modificar un detalle de su apariencia.

Samanta miró a su alrededor, buscando a Micaela. Revisó el programa y comprobó que Micaela tenía un espacio para dar un discurso; así que, sin duda, debía estar presente.

Sin poder evitarlo, Samanta apretó con fuerza el asa de su bolso.

—Gracias a todos por acompañarnos en este evento de inauguración de la Fundación Ruiz Farmacéutica —la voz de Gaspar era grave y poderosa—. En nuestro país, cada año, más de doscientos mil niños son diagnosticados con enfermedades poco comunes, y la mayoría de estos padecimientos aún no tienen tratamientos efectivos...

Inconscientemente, Gaspar se acomodó las gafas y levantó la mirada hacia el público, deteniéndose unos segundos en la zona donde estaba Micaela.

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