Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 801

Arrancó una nueva semana, y Ramiro ya había anunciado que la evaluación sería este viernes. Además, el miércoles sería el aniversario de la Universidad de Medicina.

Desde temprano, Micaela, vestida con su bata de laboratorio, se encontraba ocupada en el laboratorio junto a Tadeo.

El aire estaba impregnado de olor a desinfectante y el zumbido bajo de los equipos. Micaela tenía toda su atención puesta en el microscopio, observando una muestra de células. Sus dedos largos y ágiles manejaban los aparatos con destreza, mientras la luz del sol acariciaba su cara concentrada, dibujando un halo suave a su alrededor.

Tadeo la observó trabajar toda la mañana sin moverse de su lugar. Sabía que esas muestras no eran nada fáciles de analizar, pero Micaela ya estaba por terminar.

Ella tenía en mente que el miércoles sería el aniversario de la universidad, lo que le quitaría al menos un día de trabajo, así que no le quedó de otra más que acelerar el ritmo de su investigación.

De lunes a martes, las reuniones estuvieron a la orden del día. Sin embargo, hubo una persona que no se presentó, y eso puso de buen humor a Micaela.

Miércoles llegó casi sin avisar. El campus de la universidad estaba vestido de fiesta, con adornos y colores por todos lados. El ambiente festivo se sentía en cada rincón.

Empezó la gran celebración del sesenta aniversario. Gente de todos los ámbitos, exalumnos destacados, todos reunidos. Había conferencias académicas, ceremonias, eventos uno tras otro, sin descanso.

Micaela asistió como egresada y doctora invitada.

Se arregló con un pantalón de vestir elegante pero cómodo, un suéter gris de buena calidad y un saco del mismo tono. Su look era relajado, pero tenía ese aire profesional que el evento requería. Su cabello largo caía de manera natural y solo se maquilló un poco, lo justo para mantener la seriedad, pero sin perder el toque de distinción.

Antes de que comenzara la ceremonia, Micaela y Ramiro pasaron al salón de descanso. Ahí vio a los directivos de la universidad conversando con un grupo.

Entre ellos estaban el alcalde Villegas, algunos líderes de la ciudad y Gaspar.

Como si hubiera sentido su presencia, Gaspar giró la cabeza y sus miradas se cruzaron de frente.

Él vestía un traje oscuro perfectamente planchado, de esos hechos a la medida. Destacaba entre la multitud, con ese aire de autoridad y distancia que parecía natural en él.

Micaela, apenas lo vio, apartó la mirada de inmediato, su expresión se volvió seria. Pero justo en ese momento, una exalumna le saludó, y Micaela le regaló una sonrisa radiante.

Gaspar se quedó unos segundos viendo esa sonrisa, como si le molestara que ella pudiera mostrarse así de amable con otros. Sin embargo, enseguida recuperó su acostumbrada compostura elegante y fue a estrechar la mano de un directivo que acababa de llegar.

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