El tiempo pasaba lentamente, y en la sala de reuniones solo se escuchaba el susurro de los bolígrafos deslizándose sobre el papel. Varias personas sudaban de la tensión, gotas diminutas resbalando por sus frentes ante la dificultad de los ejercicios.
Lara sostenía la cabeza con una mano, mordiéndose el labio con ansiedad, mientras imaginaba cuántos puntos habría sacado Micaela si tuviera esa hoja en sus manos.
Por fin, llegó la hora de entregar los exámenes. Ramiro, con el semblante impasible, recogió todos los papeles y se marchó sin decir palabra.
A las tres y media de la tarde anunciarían los resultados.
Lara ni siquiera pudo probar bocado al mediodía. Desde las dos ya estaba esperando afuera, con el estómago revuelto. Al ver a sus compañeros, notó que todos tenían la misma expresión de derrota, como si la fe los hubiera abandonado.
El aire se sentía denso, cargado de ansiedad y nerviosismo.
—Lara, ¿de qué te preocupas? Eres la mejor de todos, seguro que pasaste —le comentó una compañera, tratando de animarla.
—¡Eso! Y además, tú y Ramiro se llevan súper bien, seguro él te va a escoger para su equipo —se sumó otra, con una sonrisita de complicidad.
A Lara esas palabras le supieron agridulces, pero no pudo evitar sentirse un poco reconfortada. Sonrió, aunque no del todo convencida.
—Mejor esperemos a que salgan los resultados, ¿vale?
Media hora después, Ramiro reapareció con una hoja en la mano. Observó a todos, pero al final fijó la mirada en Lara.
—Lara.
El corazón de Lara dio un brinco. Se puso de pie de inmediato.
—Ramiro.
—Tu resultado es sesenta y un puntos. Apenas pasaste la línea de aprobación —anunció Ramiro, con voz neutral.
Lara se quedó helada. ¿Alivio o decepción? No lo tenía claro. ¿Apenas aprobada? Dio todo lo que tenía, ¿y solo obtuvo ese resultado tan mediocre?
Aun así, sus compañeros la miraron con cierta envidia. Entonces, Ramiro se dirigió al resto.
—Los demás no aprobaron. Pueden retirarse.
Uno por uno, sus colegas salieron cabizbajos. Ramiro le entregó la hoja de calificaciones a Lara, adoptando un tono formal.
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