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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 941

Micaela escuchó en silencio, sin mostrar ninguna reacción.

De pronto, Ángel soltó:

—Micaela, cuando él dice que asume todas las consecuencias, no lo dice al aire. Siempre lo ha demostrado con acciones. Él puso toda su esperanza en ti, y yo tengo claro que, después de analizarlo todo, eres la persona en quien más confía.

Micaela bajó la mirada. ¿Acaso quería cargar con semejante riesgo? Pero justo en estos momentos, lo último que deseaba era que su hija terminara enfrentando una enfermedad así en el futuro.

Salvar a la familia Ruiz, madre e hija, era también una forma de salvar a su propia hija.

—Entiendo, doctor —respondió, respirando hondo y dejando ver la decisión en sus ojos—. Vamos a lograrlo.

...

Cuando Micaela salió del laboratorio, se topó de frente con Gaspar. Retrocedió un paso. Gaspar también se quedó quieto, mirándola de lleno.

—Voy a preparar unas cosas. Ve con tu hermana y ayúdala a mentalizarse para lo que viene.

—Claro —asintió Gaspar—. Yo me encargo de hablar con ella.

—Y otra cosa, ya no tenemos suficiente muestra de sangre. Dile a Samanta que venga lo antes posible.

—Entendido, la contacto y que venga mañana temprano —respondió Gaspar con voz baja y seria.

...

Ángel y Micaela se pusieron a preparar los reactivos. La atmósfera en el laboratorio se sentía pesada, como si todos contuvieran la respiración.

Un rato después, Adriana abrió la puerta de la oficina. Respiró profundo antes de decir:

—Micaela, ya estoy lista. Dime qué necesito hacer.

Micaela la miró. Esa chica que antes era tan caprichosa y berrinchuda, ahora mostraba otra actitud, mucho más madura. Y pensar que Micaela solo era dos años mayor que ella.

—No te preocupes. Puede que el proceso sea un poco incómodo, pero estaremos cuidando que nada te pase.

El tono de Micaela era más suave de lo habitual, casi como el de una hermana mayor.

Adriana negó con la cabeza.

—No me da miedo. Si puedo ayudar a mi mamá, aguanto lo que sea.

—Perfecto —dijo Micaela, conforme—. Lo más importante es que estés preparada.

...

Por la noche, Gaspar acompañó a Pilar hasta que se durmió. Micaela se quedó haciendo guardia en el laboratorio.

A las diez y media, Micaela recibió un mensaje:

[Pilar se puso algo inquieta, pero ya se quedó dormida. Voy a quedarme con ella.]

[Bien —respondió Micaela.]

...

A las tres de la mañana, Micaela, luchando contra el sueño, seguía revisando los indicadores de Adriana.

En la sala de descanso, Ángel y Micaela compartían café para mantenerse despiertos. Ángel se sentía más relajado:

—Parece que la apuesta nos salió bien. La respuesta inmunológica de la señorita Adriana está aumentando, y casi no hay señales de efectos secundarios.

Micaela asintió, sin perder la calma ni la objetividad.

—No hay que confiarse. Mañana vamos a necesitar más sangre para las pruebas en laboratorio.

Ángel movió la cabeza en señal de acuerdo.

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