En cuanto volvieron a casa, Dave se empeñó en convencerla de que se relajara y la llevó al baño.
Él le preparaba la bañera mientras ella elegía la ropa que se pondría después y, tan pronto como se sumergió en el agua, sintió los dedos firmes de Dave posarse sobre sus hombros y empezó a masajearle los músculos adoloridos de su espalda.
Amaris soltó un suspiro mientras cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en el borde de la bañera.
'Oh, Dios mío. Se me acaba de venir algo a la mente...' Dijo de repente Amaris, intentando contener una carcajada. '¿Te imaginas a Jess como heredera al trono? ¿Dirigiendo el reino y representando a los alfa y luna en un cargo oficial con otras razas? Sería un desastre'.
Dave soltó una risita maliciosa mientras le masajeaba los nudos de la espalda, haciendo un esfuerzo desesperado por ignorar la er*cción que sobresalía en su entrepierna.
Amaris suspiró con pesadez e inclinó la cabeza hacia un lado, dejando al descubierto su marca y provocando que Dave abriera ligeramente los ojos y tragara saliva incómodo. ¿Por qué sentía el impulso de volver a clavar los dientes en aquel lugar?
'Va a destruir todo lo que logré con tanto esfuerzo'. Amaris continuó abatida: 'Nunca podré levantar la empresa. Ella defraudará a muchas personas. Todo el trabajo que hice para los próximos proyectos...' Murmuró Amaris con tristeza, ignorando por completo el sufrimiento de Dave.
'Tal vez he invertido sin querer en un bloque de oficinas completamente nuevo, ante la posibilidad de que cambiaras de opinión y abrieras una sucursal por tu cuenta, dentro de la manada'. Dave se las arregló para decirlo en un tono casual, a pesar de su incomodidad.
De pronto, Amaris abrió los ojos y lo miró fijamente, mientras él apartaba la mirada, culpable.
'¿Sin querer? ¿Cómo es eso posible?' Dijo Amaris mientras entrecerraba los ojos desconfiados.
Dave suspiró y se inclinó hacia delante, dándole un beso en la frente mientras movía sus dedos desde la parte superior de su espalda hasta deslizarlos lentamente por su pecho.
'Quería estar seguro de que tuvieras todo lo que pudieras necesitar'. Murmuró mientras sus manos acariciaban suavemente sus pechos.
Él sonrió al oír su agitada respiración mientras ella cerraba los ojos y él le acariciaba los p*zones con los dedos.
Al ver su cuerpo mojado y desnudo moviéndose en el agua, le resultaba muy difícil reprimir las ganas de quitarse la ropa y meterse entre sus piernas, pero por el momento contuvo esos deseos lujuriosos.
'Dave...' Sus labios dejaron escapar su nombre sin aliento, a medida que sus suaves pellizcos se hacían más firmes y él esbozaba una sonrisa sombría.
'No digas nada, princesa. Quiero ver el placer en tus movimientos, y escucharlo de esos dulces labios tuyos...'
Amaris emitió un sonoro gemido cuando él se inclinó sobre ella, metiéndose uno de sus p*zones en la boca y rozando con los dientes su piel sensible, dando leves mordiscos y succiones mientras pellizcaba el otro p*zón con el pulgar y el índice.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Alfa