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El Amor Existe Para Siempre romance Capítulo 9

Brandon Perez, el decano de la universidad, se encontraba en la entrada, caminando de un lado a otro con nerviosismo mientras se secaba ocasionalmente el sudor de la frente.

Diez minutos más tarde, una larga limusina Lincoln se detuvo bastante cerca.

Brandon trotó hacia el vehículo y esperó respetuosamente a que saliera el distinguido invitado.

Luego, inclinó la cabeza apenas la puerta se abrió desde adentro. "Señor Hilton, es un honor tenerlo aquí. En nombre de todos los maestros y estudiantes, me gustaría agradecerle su inversión de mil millones de dólares a nuestra universidad".

Carlos estaba vestido con un elegante traje negro hecho a la medida. Su rostro inexpresivo no hacía más que resaltar la autoridad, confianza y elegancia que exudaba.

Los cambios drásticos en el manejo de los negocios, tanto en el país como en el extranjero, solo podían atribuirse a ese hombre tan talentoso. De hecho, cada una de sus decisiones impactaba el producto bruto interno de varios países.

Carlos asintió con indiferencia.

Brandon se enderezó mientras se apartaba el cabello de los ojos con una sonrisa débil y nerviosa.

"Señor Hilton, ¿cuáles son las últimas noticias sobre el plan de construcción del edificio de enseñanza? ¿Hay algo más que necesite modificarse?", preguntó Brandon cautelosamente.

Carlos observó su rostro con atención antes de volverse hacia Emmett. "Que alguien haga un seguimiento del proyecto. Quiero asegurarme de que toda la inversión se utilice exclusivamente en la construcción y en el costo de enseñanza".

Brandon no pudo evitar ruborizarse cuando se dio cuenta de que Carlos había intuido que planeaba malversar los fondos.

"Sí, señor", contestó Emmett respetuosamente.

"No se preocupe, señor Hilton. Yo cooperaré con el señor Cooper, pero primero déjeme mostrarle el campus". Haciendo todo lo posible por mantener una expresión tranquila, Brandon dio un paso al costado y estiró un brazo para indicarle a Carlos que lo siguiera.

Sin agregar una palabra más, este atravesó el enorme portón del campus.

Mientras tanto, Karen no dejaba de maldecir en el camino de regreso, ya que no habían podido ver al decano.

Pero estaba decidida a volver a su oficina en otro momento. De repente, vislumbró desde la distancia una multitud de estudiantes alborotados.

"¡Mira! ¡El señor Hilton está aquí!".

"¡Ay, Dios mío! ¡Es el señor Hilton!".

"¡Dios mío! ¡Es más guapo que la mayoría de estrellas de cine!".

Tanto los estudiantes como los miembros del personal se estaban apiñando en el corredor. Karen se volvió hacia adelante con curiosidad, y no tardó en ver a Carlos. El decano lo estaba siguiendo como si fuera un hombre muy importante.

"¡Debbie, el decano está allí!". Sin pensarlo dos veces, Karen agarró la mano de su amiga y corrió hacia la multitud.

No obstante, como no esperaba que ella la jalara, Debbie perdió el equilibrio y chocó contra uno de los guardias de seguridad antes de caer en los brazos de un hombre.

De repente, un incómodo silencio inundó el ambiente.

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