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El Amor Existe Para Siempre romance Capítulo 94

Ahora que Debbie se había vengado de Olivia, no le importaba nada más. En cuanto al hombre de la foto en línea, ella afirmaba: "Ese no es Carlos Hilton. Ese es mi novio". Creía que hacer pública su relación con Carlos solo traería más problemas.

Al escucharla, sus amigos pensaron para sí mismos: '¡Vamos! Ese es Carlos Hilton'.

La chica que había venido a pedir la información de contacto de Carlos salió del aula con sus propias dudas.

Debbie sacó su teléfono y se quejó a Carlos, "Señor Hilton, tus fans están totalmente locas. Si quieren tu información de contacto, ¿por qué no te la pidieron en persona mientras tenías clases en la escuela? Ahora que saben que te conozco, no dejan de venir a mí preguntándome toda clase de información. No ha pasado ni medio día y ya vamos por la fan loca número 33 que se me acerca en el aula. ¡Esto es de locos!".

Durante un rato, no recibió ninguna respuesta. Media hora más tarde, su teléfono vibraba. "Deberías acostumbrarte porque podría hacer pública tu identidad como la señora Hilton en cualquier momento".

Si le hacía eso, aún más chicas tratarían de encontrarla. ¡Y entonces, estarían enojadas al saber que el señor Hilton ya no estaba disponible! Se estremeció al pensar en cómo reaccionarían a la noticia. "Señor Hilton, por favor ten piedad de mí. Seamos discretos. Que todo sea como hace tres años", suplicó.

Carlos sonrió al otro lado del teléfono. "Deb, ya es demasiado tarde para eso", respondió.

'En el momento en que perdí mi corazón por ti, supe que tú eras lo que buscaba. Eres mía y no vas a ir a ninguna parte. Quiero que estés a mi lado el resto de nuestra vida, y estoy deseando decirle al mundo entero que eres mi esposa', pensó para sí mismo.

Debbie, por otro lado, estaba aterrorizada por lo que sucedería cuando todos supieran que era la esposa de Carlos Hilton. Se llevó otro susto enorme cuando otra de las fans de Carlos corrió entusiasmada hacia ella.

'¡Argghh! No puedo soportar esto más. ¡Me está volviendo loca! Quien quiera ser la señora Hilton, adelante, por favor. Estoy más que dispuesta a ceder el título'.

Pero luego se imaginó a otra mujer cenando con Carlos, viajando con él, divirtiéndose con él, durmiendo en sus brazos... ¡Solo imaginar esas escenas fue suficiente para que se sintiera inmensamente trastornada!

Esa aplastante sensación le llenó la cabeza de claridad. Ahora sabía lo que quería. Apartó a un lado a la fan entusiasta de Carlos y le susurró a Jeremías: "Necesito dinero. Consígueme un trabajo en algún otro bar. Necesito cantar".

Jeremías la miró por un momento y luego negó con la cabeza. "¿Sabes qué? ¡Estás loca!

Tu marido es rico y generoso. Cualquier otra mujer, estaría ocupada disfrutando de una vida confortable y despreocupada. ¿Pero tú? ¡Tú quieres un trabajo a media jornada! ¿En qué estás pensando?"

Debbie estaba frustrada. "Hay algo que quiero comprar. Será más significativo si lo compro con mi propio dinero", explicó.

Sólo le quedaban alrededor de $ 20.000 del dinero que había ganado bebiendo. Era suficiente para comprar lo que ella quería, pero solo podía pagar una versión menor por ese dinero, lo cual no servía. Ella solo quería lo mejor para Carlos.

A ella le gustaba Carlos. Ya no tenía ninguna duda de eso. No albergaba ya ninguna clase de indecisión. Ahora que aquello estaba tan claro en su corazón, decidió mostrarle lo que sentía por él antes de que fuera demasiado tarde.

No podía soportar la idea de perderlo.

"Está bien, te encontraré otro trabajo. Pero nada de beber. ¿Puedes prometerme eso?". El riesgo era demasiado grande para Jeremías. Carlos probablemente lo despellejaría vivo si descubriera que Debbie se emborrachaba de nuevo.

"¡Sí! ¡Prometido, de corazón!", Debbie prometió palmeando su pecho.

Carlos la recogió después de la clase. Fueron a cenar a un hotel. Esa noche, ella estaba inusualmente cariñosa con él. Durante la cena, le preguntó qué tal el día y se interesó por la recuperación de su herida. Eligió la comida para él e incluso le masajeó la espalda diligentemente, a pesar de que él le dijo que no era necesario.

Cuando finalmente se sentaron a comer, Carlos puso un poco de pescado limpio de espinas en su plato y dijo: "No sirve de nada que me hagas carantoñas. No se me olvida que llegaste tarde a clase hoy".

Ella se removió en su asiento. Aquello la deprimió de verdad.

Con la cabeza gacha, Debbie toqueteó el pescado con los palillos y puso mala cara. Luego dijo con un suspiro: "Nada de películas de terror ni de cementerios de mártires, ¿de acuerdo?".

"Está bien", respondió Carlos rápidamente.

Su respuesta fue una grata sorpresa para Debbie. Estaba emocionada Pero antes de que ella pudiera tragar el siguiente bocado de su delicioso pescado, él dijo: "Te llevaré a ver un espectáculo en vivo, una persona besándose con una serpiente".

"¡N... no!", objetó desesperadamente, abriendo los ojos de horror. Ya había visto esa horrible escena antes y era totalmente impensable que Carlos se conformara solo con obligarla a ver el espectáculo. Le empezaron a temblar las piernas cuando le vinieron a la cabeza los recuerdos del incidente anterior.

Aquella vez, ella había ido a Tailandia de vacaciones con sus amigos. "Besos entre serpientes y humanos" era uno de los espectáculos del itinerario. Asqueada y aterrorizada por el espectáculo, se había escondido detrás de una columna y durante todo el tiempo que duró el espectáculo estuvo jugando con su teléfono. Cuando levantó la cabeza hacia el final del espectáculo, vio a Jeremías besándose con la serpiente. Estaba tan asustada que se le cayó el teléfono cuando saltó de su asiento. Al regresar del viaje, evitó a Jeremías durante medio mes.

Capítulo 94 Vamos a casa 1

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