El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 128

Yago apretaba con fuerza el celular en su mano.

¡Se sentía humillado! ¡Profundamente indignado!

Inspiró con fuerza: —¡Vean ustedes mismos las noticias! ¡La grabación entre Gisela y el médico está en todas las tendencias! ¿Tienen idea de cuánta gente se está riendo de mí? ¡Dicen que fui manipulado por una hipócrita sin siquiera darme cuenta!

Dicho esto, dio media vuelta dispuesto a irse.

Era la primera vez que Gisela lo veía así. Hasta ahora, Yago jamás se había enfadado con ella.

Asustada, lo siguió apresuradamente mientras desbloqueaba su celular.

—¡Yago! ¿Qué noticias? ¡No sé de qué hablas, te juro que no sé nada!

Al abrir el video con la grabación, su cara denotaba confusión.

Norma y Juan también se quedaron helados, incapaces de asimilar lo que acababan de oír.

Los ojos de Gisela se llenaron de pánico. De inmediato intentó defenderse: —¡Esa grabación es falsa, se nota! ¡Alguien me quiere difamar! ¡Seguro fue Lorena! ¡Ella me odia, quiere destruirme! ¡Buaaa!

Norma la creyó sin cuestionamientos. Lo que se escuchaba en el audio era tan cruel, tan alejado del tono dulce de la Gisela que conocía, que no podía ser real.

Yago permanecía inmóvil. Al verla llorar otra vez, lo único que sintió fue irritación.

Antes, una sola lágrima de Gisela bastaba para enternecerlo. Pero ahora... Le parecían sobreactuadas.

¿De dónde salía tanto llanto? ¿Por qué Lorena no lloraba así? ¿Por qué nunca se victimizaba?

Se dio la vuelta para marcharse. Gisela se apresuró a tomarle la manga del brazo.

—¡Yago, te lo juro! ¡Esa grabación es un montaje! ¡Hoy en día se puede falsificar cualquier voz! ¡No soy yo! ¡Lo juro por el cielo! ¡Si realmente fuera yo, que caiga sobre mí el peor castigo!

Yago estaba molesto. Su mente era un torbellino.

Con el tiempo, cuanto más generosa era Lorena, más mal concepto le tenía la gente.

Gisela respiró profundo. No podía seguir compitiendo con Lorena. Tenía que ganársela de nuevo, y luego vería qué hacer.

Pensó en Xavier y, sin perder tiempo, lo llamó en secreto, llorando desconsoladamente.

—¡No soy yo la del audio, te lo juro! ¡No entiendo cómo pasó! ¡Si todos dejan de creer en mí, estoy acabada!

Xavier, siempre sumiso a sus encantos, se conmovió de inmediato.

—Gigi, encontraré la forma. Si es necesario, secuestramos a Lorena, la obligamos a confesar... Y luego la hacemos desaparecer.

Los ojos de Gisela se iluminaron. Con voz entrecortada, respondió.

—Xavier... Siempre supe que solo tú me entiendes.