El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 273

Marcos comía la sopa en silencio, y Jazmín lo observaba desde un costado, igual de callada.

Ella había querido preguntarle qué tal le había parecido el sabor, pero al ver que el hombre terminó en un par de cucharadas la sopa que ella le trajo, pensó que seguramente le había gustado mucho.

Después de todo, todos sabían que Marcos era muy especial para la comida.

Si algo no le gustaba, una sola cucharada era todo lo que podía soportar.

Cuando Marcos terminó, Jazmín se apresuró a recoger la pequeña mesa donde él comió y la dejó impecable.

Sin poder evitarlo, Marcos volvió a notar los moretones en la muñeca blanca y delicada de Jazmín.

Sintió una punzada de culpa clavándosele en el pecho.

Las palabras de disculpa se le escaparon antes de poder contenerlas.

—Perdóname.

Jazmín estaba justo dándose la vuelta cuando lo escuchó. Se quedó quieta, con la espalda hacia él.

No se atrevía a mirarlo, tampoco a decirle que no pasaba nada.

¿Cómo iba a no importar? Ese asunto había cambiado por completo su relación. Ya no había manera de volver a como eran antes.

Ariana, viendo que era el momento justo, guardó su celular, se levantó del sillón y se acercó.

Aunque Jazmín le daba la espalda a Marcos, Ariana podía ver perfectamente el gesto de su amiga desde su posición.

Podía ver el miedo en ella.

Miedo a lo que pudiera pasar después, miedo de que nada terminara como lo habían platicado la noche anterior.

Ariana tomó la mano de Jazmín con suavidad, buscando darle un poco de ánimo.

Al mismo tiempo, no perdió detalle de la reacción de Marcos.

Tal como esperaba, Marcos frunció el ceño apenas de manera perceptible.

Ariana se dio cuenta al instante.

Y no pudo evitar sentirse entre frustrada y divertida.

—Vaya, señor Varela —pensó—, ¿cómo fue que se le ocurrió malinterpretar la orientación de Jazmín?

Si hasta entre amigas es normal tomarse de la mano o abrazarse de vez en cuando.

La curiosidad la carcomía; hoy tenía que aclarar el asunto sí o sí.

Así que le apretó la mano a Jazmín, la levantó un poco a propósito y, mirando de frente a Marcos, preguntó con una leve sonrisa:

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