Ariana soltó una risa despectiva.
—Y no me digas que también dijo que organizó todo esto contra mí para vengarse de mi padre.
Liam también soltó una risita.
—Acertaste, eso es exactamente lo que ha declarado.
—Supongo que citarán a mi padre, ¿no? —preguntó Ariana, reprimiendo la furia que se arremolinaba en su interior.
—Sí —confirmó Liam, y luego explicó—: Marisol ha presentado una denuncia, así que, según el procedimiento, tenemos que citarlo. Pero hace un rato, mis compañeros intentaron llamar a tu padre y no contestó. Probablemente se quedó sin batería o no tenía el celular a mano.
—¿Siguen sin poder contactarlo? —Ariana frunció el ceño, con un mal presentimiento.
—Todavía no. Si mañana seguimos sin poder localizarlo, es muy probable que llamemos a su lugar de trabajo o enviemos a alguien directamente a su casa para entregarle la citación.
—Vivo muy cerca de la casa de mi padre. ¡Voy para allá ahora mismo a ver qué pasa!
—De acuerdo, ten cuidado y mantente en contacto.
—¡Entendido!
Después de colgar, Ariana se cambió de ropa y salió de inmediato.
Justo cuando llegaba al garaje, su celular volvió a sonar. Esta vez era Esteban.
Una frialdad glacial se apoderó de la mirada de Ariana. Tenía el presentimiento de que Esteban estaba involucrado en esto, ¡pero no tenía ninguna prueba!
Marisol aún no había revelado quién era el autor intelectual, ¡así que por ahora no podía hacerle nada!
Ariana no perdió tiempo. Mientras abría la puerta del carro, contestó la llamada.
—¿Qué pasa?
—¿A dónde vas ahora? —La voz del hombre sonaba ansiosa.
—¿Me estás espiando? —Ariana frunció el ceño, molesta.
El hombre lo admitió sin reparos.
Ariana puso los ojos en blanco, y una frase casi se le escapó de los labios: «lobo con piel de cordero».
—A dónde vaya no es asunto tuyo —dijo, y cortó la llamada.
Que este hombre la llamara en este preciso momento, probablemente era para tantearla.
Para ver si había sacado algo de Marisol, algún secreto inconfesable.
Por eso había contestado su llamada, para seguirle el juego con una actitud normal y disipar sus sospechas.
Unos minutos después, Ariana llegó a la unidad residencial de su padre, Julián.
Antes de bajar del carro, le envió un mensaje por WhatsApp a Liam, advirtiéndole que podría haber alguien en la comisaría ayudando a Marisol, y que no dejara que nadie viera o escuchara sus conversaciones o mensajes.
Liam respondió rápidamente con un «OK».
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