Lucrecia sonrió mientras explicaba:
—Mis papás se fueron antes al lugar de la conferencia, querían ver si podían echar una mano en algo. Estela, esa niña, salió desde temprano a hacerse el cabello, seguro cuando sea la hora se va directo al evento. No te preocupes por ella.
Nerea, al escuchar eso, sintió alivio de haber llegado antes; de lo contrario, Lucrecia habría tenido que irse sola al evento.
Entonces recordó uno de los motivos por los que vino y, parpadeando con picardía, preguntó en tono zalamero:
—Lu, ¿tú sabes quién va a ser el protagonista masculino que grabará contigo?
—Ya le pregunté a mi hermano y a Chema, pero los dos se hacen los misteriosos y no sueltan prenda. Me traen de cabeza —aventó, inflando las mejillas.
Nerea resopló y agregó, quejumbrosa:
—No pienso ser como esas fans que están afuera de tu casa, esperando a que lo anuncien en la conferencia. ¡Qué fastidio!
—Lu, tú siempre has sido una reina conmigo, seguro me lo dirás a escondidas, ¿verdad?
La miró suplicante, con los ojos brillando de expectativa.
Lucrecia, por supuesto, sabía perfectamente quién era el protagonista. José Manuel no se lo había ocultado.
Con resignación, le apretó suavemente la mejilla a Nerea:
—Contigo no se puede, siempre me pones en aprietos.
—Ándale, mi buena hermana —Nerea le tomó la mano que le pellizcaba la mejilla y la miró con cara de gatito.
—Bueno, bueno, ya. Te lo digo, ¿feliz? —admitió Lucrecia, pero puso una sonrisa misteriosa—. Eso sí, el actor que eligieron tiene una conexión especial contigo.
—¿Conmigo? ¿Cómo que conmigo? ¿Quién es? —Nerea estaba aún más intrigada.
A un lado, Fabián, que hasta ese momento se había mantenido callado como mueble, de pronto paró bien la oreja.
Lucrecia le dio una pista:
—¿Te acuerdas quién sacó el primer lugar en el examen de actuación de tu salón?
¿Primer lugar en actuación? Los ojos de Nerea se abrieron de par en par.
—¿Samuel? ¿Samuel es el protagonista?
—¿Yo? ¿Pelearme con alguien así? Ni que estuviera salada.
—¿Entonces? ¿Por qué te enojas tanto? —Lucrecia ya no sabía si reír o preocuparse.
Nerea no quiso contarle a Lucrecia todo el lío con Samuel; en su cabeza ya estaba armando el plan para convencer a su hermano de cambiar al actor. No pensaba compartir escenas con él, aunque tuviera que armar un escándalo.
Fabián, que escuchaba todo, de inmediato recordó que Nerea una vez le habló pestes de un compañero de clase.
Según Nerea, ese tipo se la vivía copiando a los demás, era inseguro pero presumido, y encima tenía las manos largas.
Fabián se preguntó si ese compañero del que tanto se quejaba Nerea era, en realidad, uno de los nietos del magnate Santiago Merino.
Por la forma en que Nerea se sulfuró, casi podía asegurarlo.
...
Lo que nadie imaginaba era que, al final, quien le cumpliría a Nerea el deseo de cambiar de protagonista sería Ariana.
Hasta Lucrecia, por más que lo pensara, jamás habría adivinado que las cosas tomarían ese rumbo.

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