El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 81

El fin de semana se fue en un suspiro. Cuando el domingo comenzaba a teñirse de naranja, Ariana regresó a la base manejando su carro nuevo.

Los días en la base de investigación transcurrían a toda velocidad, llenos de trabajo y satisfacción. En un abrir y cerrar de ojos, ya habían pasado otros tres días. En esa tarde, durante la hora de la comida, la doctora Bernal llegó también a la base. Venía con un propósito claro: quería platicar con Ariana. No solo le interesaba enterarse del avance en el desarrollo del dron lanzado desde el aire, del cual Ariana era la líder, sino que además tenía una pregunta más personal: quería saber si Ariana estaría libre ese fin de semana.

—Este fin de semana, mi papá y yo planeamos ir a visitar a la doctora Parra. Todavía no decidimos si iremos el sábado o el domingo por la mañana —respondió Ariana con sinceridad. Mientras hablaba, le sirvió a la doctora Bernal un vaso de agua mineral templada. Al entregárselo, añadió—: ¿Por qué, doctora Bernal? ¿Necesitaba algo de mí este fin de semana?

En la base, cada investigador tenía una pequeña suite para descansar, y hasta contaban con un pequeño balcón.

Ésa era la habitación de Ariana. Todavía quedaban más de treinta minutos antes de que terminara la hora de descanso.

La doctora Bernal aceptó el vaso y sonrió.

—No es nada urgente, así que si este fin de semana tienes planes, mejor lo dejamos para otro día.

Platicaron un rato más de trivialidades y luego la doctora Bernal se despidió.

Ariana lavó el vaso y lo dejó en su lugar. Apenas terminó, escuchó que llamaban a la puerta.

—Pasa —dijo.

Quien entró fue Álvaro.

Llevaba en la mano una pluma y una hoja con datos de pruebas y simulaciones, dejando claro que ni siquiera en su descanso podía desconectarse del trabajo. Al escuchar movimiento en el cuarto de Ariana, se había apresurado a ir.

—¿Qué quería la doctora Bernal contigo? La vi salir y no me digas que no era ella —se acercó con expresión curiosa, sin ocultar su interés por el chisme.

Ariana le echó una mirada a lo que traía en las manos.

—Si haces dos cosas a la vez, ninguna te sale bien.

Álvaro cayó en cuenta de que seguía cargando sus papeles. Como vivía en el cuarto de al lado, siempre escuchaba cuando Ariana salía o entraba.

—¡No cambies de tema! —reviró Álvaro, sin dejarse—. ¿No me digas que la doctora Bernal vino a darte alguna misión secreta?

Ariana estuvo a punto de poner los ojos en blanco, pero se contuvo por dignidad.

—Solo vino a preguntarme cómo va el desarrollo del dron, nada más.

Álvaro la miró con escepticismo, los ojos entrecerrados.

—No te creo. Si quisiera saber eso, iría directo al laboratorio, ahí puede ver todo. ¿A poco no es raro que venga hasta tu cuarto a preguntarte en secreto?

Ariana pensaba igual. Seguramente la verdadera razón de la visita de la doctora Bernal era otra, algo que no llegó a decirle.

Pero como la doctora Bernal no lo mencionó, ella tampoco podía adivinar de qué se trataba.

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