El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 84

Quizá fue porque notó que Esteban ya no tenía esa actitud tan intimidante de hace un momento, ni tampoco la regañó por haber quemado el cuaderno de Ariana, así que Nerea volvió a sentirse confiada y se atrevió a soltar la lengua otra vez.

—Por cierto, hermano, la razón por la que la abuela quiso invitar a tu esposa a cenar el sábado pasado, en realidad sí tenía un motivo.

—¿Y cuál motivo es ese? —preguntó Esteban, arqueando las cejas con curiosidad.

Nerea bajó la voz, como si compartiera un secreto—. La abuela fue al banquete de San Cordial y trajo de allá una receta secreta para tener hijos. Quiere que tu esposa la siga, para que se cuide el cuerpo según esa receta.

—Hermano, si por ahora no quieres tener hijos, deberías tener cuidado.

Lo que en realidad quería decir era que, cuando estuvieran juntos, él debía cuidar todos los detalles y no dejar que esa mujer hiciera alguna trampa con los condones o se las arreglara para embarazarse y así asegurar su lugar en la familia.

Pero Nerea no se atrevía a decirlo tan directo frente a su hermano. Aun así, confiaba en que él iba a entenderle.

Después de todo, ambos sentían un rechazo total por Ariana. Si acaso él llegaba a tener algo con esa mujer por pura necesidad, seguro que no querría que ella tuviera un hijo suyo.

—No te metas en eso —le atajó Esteban—. Mejor dedícate a repasar el guion. No quiero que, cuando empiecen las grabaciones, andes improvisando a última hora.

A Nerea le importaba mucho esta colaboración con Lucrecia, así que no se atrevía a flojear.

—No te preocupes, hermano, me voy a aplicar de verdad. No pienso ser un lastre ni para ti ni para Lu.

Además, pensaba aprovechar para hablarle bien de Lucrecia frente a Esteban y así ayudarle a destacar un poco más.

Esteban, sin embargo, no mostró ninguna reacción especial. Solo le dio algunos consejos rutinarios antes de cortar la llamada.

Guardó el celular y se giró de nuevo hacia su escritorio.

Cuando Nerea había mencionado el tema de los hijos, Esteban no pudo evitar recordar al bebé que Ariana llevaba en el vientre.

En todos estos días en los que ella se había esfumado sin dar la cara, él se preguntaba si estaría cuidando el embarazo o, tal vez, ya se habría deshecho del bebé y estaría recuperándose. Esteban sabía que no tardaría en averiguar la verdad.

Pero en cuanto al padre de ese niño...

En su mente apareció la imagen de un hombre joven.

¿Sería ese tal Iker? El editor de Stella...

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