El Ascenso de la Luna Fea romance Capítulo 12

Liryc

Jace y yo nos separamos después de terminar en el restaurante. Cuando llegué a casa, vi algo que nunca quería volver a enfrentar, pero que era inevitable. Sabía que vendría a verme, eso era seguro.

En la sala de estar estaba sentado mi excompañero, Roderick. Un brazo descansaba en el respaldo del sofá, y tenía la pierna cruzada sobre la otra. En su otra mano, sostenía su teléfono, por el que se desplazaba con una mirada de suficiencia.

El sonido de mis sandalias llamó su atención. Levantó la cabeza lentamente, miró hacia abajo y luego me miró de nuevo con una mirada aguda. El cambio en su expresión me dio escalofríos.

Me miró durante demasiado tiempo antes de que Nora interrumpiera, robando mi atención.

—Finalmente estás aquí—, dijo, su voz sonaba cansada o tal vez agotada. Se levantó del sofá y se cruzó de brazos. Pero Roderick todavía no me quitó los ojos de encima. Ni siquiera parpadeaba. De repente, levantó un dedo y me señaló, entrecerrando los ojos como si estuviera tratando de recordar algo.

—Te conozco—, dijo. Luego recordó: —Te conocí en el aeropuerto—, y las líneas en su frente se suavizaron. Nora también lo notó, su lenguaje corporal cambió. Se descruzó de brazos y miró a Roderick, luego a mí, como si tratara de averiguar qué estaba pasando.

De repente, volvió a sentarse, esta vez demasiado cerca de Roderick. Ella colocó su mano sobre la de él y la apretó con fuerza, forzando una sonrisa muy falsa.

—Cariño, ese es Lyric, ¿recuerdas? ¿El patito feo?— se rió entre dientes, tratando de mantener la historia sobre mí, pero los ojos de Roderick mostraron que ya no estaba de acuerdo.

—Ella está aquí por el rechazo, ¿recuerdas? Deberíamos ponernos en marcha—. Ella le estrechó la mano para llamar su atención y apartar su mirada de mí. La ansiedad en su lenguaje corporal no se me escapó, noté cada detalle. Aun así, el comportamiento de Roderick era extraño. Parecía quedarse sin palabras.

—Hola, Roderick. Es bueno que finalmente nos volvamos a encontrar. Porque tan ansioso como estabas por echarme, yo estoy igual de ansiosa por terminar con lo último de este vínculo de pareja entre nosotros. Vamos—, dije esto con una sonrisa confiada, emocionada por el rechazo. Me volví hacia la puerta, esperando que me siguiera, pero no parecía que estuviera listo todavía.

—No lo entiendo. ¿Cómo puede ser Lyric?— Roderick se puso de pie, luciendo confundido. Su rostro mostraba que estaba luchando por reconstruir las cosas, aunque no era difícil entender que acababa de deshacerme de la cicatriz.

—Ella solía ser...—, tartamudeó, como si no pudiera encontrar las palabras adecuadas para explicar sus pensamientos.

—¿Fea? ¿Ya no soy fea?— Lo ayudé a encontrar las palabras.

—Bueno, Roderick, no nací fea, en caso de que lo hayas olvidado. Solo tenía una cicatriz en la cara. Esa es la única cicatriz de la que me deshice. Sigo siendo la misma Lyric, la misma que echaste. ¿Recuerdas cómo me dijiste que no querías ver mi cara, que debería desaparecer de tu vista? Recuerdo todo. Sigo siendo la misma de siempre—. Me atraganté, forzando una débil sonrisa, pero mis ojos ardían con tanto odio que deseé que supiera que si las miradas pudieran matar, ya estaría muerto. Sus ojos se abrieron más. Para alguien tan duro como Roderick, eso no tenía precio.

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