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El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 148

Nunca había sentido nada por Rocío, pero en ese instante, Lázaro supo con claridad que su hogar se había desmoronado.

Ese mismo hogar de tres personas que siempre había sentido como una jaula.

Ese lugar al que nunca había querido regresar, donde ni siquiera soportaba pasar un minuto extra… ahora estaba hecho trizas.

Solo al darse cuenta de que su familia se rompía, Lázaro experimentó el dolor.

—Roci… —susurró a su espalda, la voz quebrada.

Roci.

—Ja… —se le escapó una risa amarga.

Qué irónico sonaba ese apodo.

Solo la abuela Elvia solía llamarla así.

Él, su propio esposo, Lázaro, siempre supo que se llamaba Rocío, pero en seis años de matrimonio jamás la había llamado por su nombre. Y justo ahora, en ese momento tan amargo, se atrevía a usar un apodo cariñoso: Roci.

A Rocío se le erizó la piel de incomodidad.

No podía con esa sensación.

Así que, decidió ignorarlo y, simplemente, se recargó más en el brazo de Samuel, continuando su camino.

—¡Rocío! ¡Detente! ¡Quiero hablar contigo! —Al ver que Rocío ni caso le hacía, el tono de Lázaro se volvió autoritario, duro, imposible de evadir.

Rocío y Samuel se detuvieron al mismo tiempo.

Ambos miraron a Lázaro.

—Señor Ríos, Rocío y yo aún no nos hemos divorciado, legalmente seguimos siendo esposos. Y usted, así, abrazando a mi esposa frente a todos, ¿no le parece una falta de respeto? —La mirada de Lázaro hacia Samuel era como dos dagas cubiertas de escarcha, buscando herirlo directo al corazón.

Pero Samuel, con su carácter rebelde, ni se inmutó.

Le respondió con una sonrisa burlona:

—¿Me está diciendo que yo lo estoy agrediendo, señor Valdez?

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Capítulo 148 3

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