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El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 158

Mientras Sabrina se arreglaba con esmero, no dejaba de aconsejar a Marisa con un tono lleno de autoridad y complicidad.

—Marisa, los tiempos han cambiado, ¿sabes? Las mujeres como nosotras debemos atrevernos a mostrar todo nuestro encanto. Créeme, confía en lo que te digo, que yo nunca fallo. ¡Atrévete un poco más!

Marisa frunció el ceño, pensativa.

Para ella, Yolanda y su prima Sabrina eran las personas en quienes más confiaba en el mundo. Sabrina, además de la familia Páez, era quien mejor la trataba.

Así que decidió hacerle caso.

Sabrina ya se había terminado de arreglar y se puso un conjunto de oficina en color negro: falda ceñida hasta la rodilla y chaqueta entallada, logrando ese equilibrio perfecto entre profesionalismo y sensualidad.

Marisa la miró con admiración.

—Prima, ¡tienes un cuerpazo!

Sabrina le lanzó una mirada de burla.

—Por favor, si hasta hemos dormido juntas, ¿no? Desde que cumpliste la mayoría de edad ya sabía perfectamente cómo eras, niña. Si dejaras esas pintas de niña inocente y te atrevieras a vestirte diferente, seguro que te verías cien veces más impactante que yo.

Marisa entrecerró los ojos, divertida.

—Es que a mí me gusta andar cómoda, eso es todo.

Sabrina tenía que ir hoy a presentarse en su nuevo trabajo.

La habían contratado en Clarosol, la empresa más top de la ciudad en organización de eventos y branding.

—Hoy solo tengo que ir a presentarme —le propuso—. ¿Por qué no me acompañas? Cuando termine, te llevo de compras. Vamos a la tienda de Victoria’s Secret, te enseño a elegir ropa que saque lo mejor de ti. Te lo hago de buena onda, por ser mi prima, solo invítame a comer luego y ya.

Marisa, encantada, aceptó de inmediato.

La oficina de Clarosol estaba cerca del Edificio Olmo.

Cuando llegaron, Marisa se quedó paseando por la zona mientras Sabrina hacía su trámite.

Torre Celeste se alzaba imponente justo frente al Edificio Olmo.

Edificios de cristal gris, altísimos, reflejando el ritmo frenético y a veces impersonal de la ciudad. Allí, en ese lugar que parecía sacado de otro mundo, Marisa levantó la vista hacia el Edificio Olmo y esa sensación de estar viviendo algo irreal se hizo aún más intensa.

Ella y Rubén, que a pesar de estar tan distantes antes, ahora eran pareja legal ante la ley. Compartían techo, momentos íntimos, rutinas que jamás imaginó.

Él era Rubén.

Capítulo 158 1

Capítulo 158 2

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