El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 157

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—Esto no parece que hayan comprado postres, más bien parece que trajeron toda la pastelería hasta aquí, ¿no?

Marisa también se quedó pasmada ante semejante despliegue.

—¿No crees que es demasiado? —preguntó, con los ojos bien abiertos.

El encargado de La Casa del Pastel tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras saludaba a Marisa, que esperaba afuera de la habitación.

—¿Usted es la señora Olmo? El señor Olmo nos pidió que una parte de los postres fuera para los empleados del hotel, así que los que llevamos a la habitación no son tantos, solo hay un poco de cada tipo. Además, el señor Olmo nos indicó que, siempre que usted o sus familiares y amigos quieran comer algo de La Casa del Pastel, se lo llevemos de inmediato.

Sabrina aplaudió divertida.

—Eso sí es ser detallista, ¿eh? No solo te manda postres, ¡hasta servicio de por vida! Ya nomás le falta comprar la pastelería.

El encargado de La Casa del Pastel se rascó la cabeza, algo apenado.

—Para ser sincero, el Grupo Olmo justo está en pláticas para comprar La Casa del Pastel. Si todo sale bien, pronto podríamos llevar el nombre del Grupo Olmo en el letrero.

Marisa parpadeó varias veces. ¿Rubén iba a comprar La Casa del Pastel?

Sabrina, degustando el rollo de queso salado edición limitada, miró de reojo a Marisa, que lucía tan inocente como una flor blanca recién cortada.

...

Cuando todos se marcharon, Sabrina cerró la puerta y se giró hacia Marisa.

—Dime la verdad, ¿tú viste a Rubén en plena acción? Porque yo tengo la impresión de que lo tienes comiendo de tu mano. O… ¿siempre ha sido así de hábil para consentir a las mujeres?

Aunque dicen que los hombres verdaderamente apasionados solo aparecen en familias ricas, la verdad es que los hijos de esas familias, hoy en día, ni se molestan en conquistar a nadie. No tienen que esforzarse: hay mujeres haciendo fila para estar con ellos.

Por eso, la hipótesis de Sabrina, aunque parecía una locura, tenía todo el sentido del mundo.

Marisa le lanzó una mirada rápida a Sabrina mientras tomaba otro rollo de queso salado.