El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 251

Marisa miró a Noelia, quien estaba llena de resentimiento, y soltó con tranquilidad:

—Nunca he querido pisotearte, ni tampoco vencerte. Para ser sincera, ni siquiera tengo ganas de competir contigo.

—Bah, ¿ahora te la das de que todo te da igual? No te hagas la digna, que la guerra entre nosotras todavía no termina. Mataste a mi hijo y me dejaste hecha un desastre, ¡ni la familia Loredo ni la familia Juárez te van a perdonar!

A pesar de ver a Noelia tan malherida, sin su bebé y todavía con esa actitud de pelea, Marisa no pudo evitar sentir algo de lástima por ella, desde lo más profundo.

—¿Ah, sí? ¿De verdad crees que la familia Loredo no me dejará tranquila? Entonces, ¿cómo es que nadie de ellos ha venido a verte ni siquiera por un momento? Este debería ser el momento en que más apoyo necesitas, ¿no?

Las palabras de Marisa fueron como un puñal para Noelia, que se quedó sintiendo una punzada en el pecho.

Con dificultad, estiró la mano y, apenas pudiendo, tomó su celular de la mesita.

—No trates de meter cizaña. Basta con que haga una llamada y mi esposo y mi suegra vendrán corriendo.

Marisa se quedó en silencio, observando cómo Noelia hacía su pequeño show.

La primera llamada de Noelia fue para Samuel.

Nadie contestó.

Marcó por segunda vez, esta vez a Penélope.

Penélope, después de armar un escándalo en el Hospital San Salvador y ser echada de allí hecha un desastre, sí contestó, pero su voz venía cargada de enojo.

—Gasté tanto dinero en ti, te traté como a una reina, y ni siquiera pudiste cuidar a ese niño. ¿Con qué cara te atreves a llamarme?

El rostro de Noelia se puso morado del coraje, apretando los dientes, incapaz de responder.

Tardó varios segundos en recobrar la voz.

—Mamá, todavía puedo tener otro hijo… la culpa fue de Marisa, todo fue culpa de ella...

Penélope colgó sin más, dejando claro que no pensaba seguir perdiendo el tiempo con ella.

Noelia apretó el celular con fuerza, tanto que los nudillos se le pusieron blancos. Su mirada hacia Marisa estaba llena de odio.

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