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El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 298

El tono de su respuesta no dejaba lugar a dudas: Marisa ya le había dado permiso a Rubén para lo que estaba a punto de hacer.

Sin embargo, ni siquiera se esperaron para regresar a la habitación; la sala de estudio se transformó en su campo de batalla.

El sofá negro, normalmente tan rígido y formal, en ese momento resultó ser el mejor aliado.

Rubén, dominado por el deseo, dejó en su cuello las huellas de su pasión. Por más que Marisa intentaba resistirse, no pudo evitar que ese hombre, en plena madrugada, se abalanzara sobre ella como una fiera hambrienta.

La luna llena llenaba la habitación de luz, hasta que una nube traviesa la cubrió a la mitad, como si quisiera ser cómplice de su secreto.

Por lo general, a Marisa le costaba seguirle el ritmo a Rubén, incluso cuando él no se esforzaba demasiado. Pero esa noche, él decidió prolongar la batalla, llevando el juego mucho más lejos.

Las súplicas de Marisa, pidiéndole clemencia, se repetían una y otra vez en los oídos de Rubén.

Al final, él seguía besándola y, entre caricias y susurros, le preguntó con una sonrisa traviesa en los labios:

—Señora Olmo, ¿quedó satisfecha con mi desempeño de esta noche?

Marisa, aferrada con fuerza al borde del sofá, apenas pudo responderle al oído con voz suave y temblorosa:

—Satis...fecha.

Exhaustos, terminaron abrazados en el sofá, quedándose dormidos entrelazados, sin preocuparse por nada más.

...

Cuando amaneció, ambos seguían en el sofá de la sala de estudio.

Por primera vez, Rubén sintió que ese sofá era sorprendentemente cómodo para dormir.

Sin querer dejarla ir, la abrazó por la cintura mientras ella ya estaba despierta. Con voz profunda y seductora, intentó convencerla:

—Quédate un rato más, duerme conmigo otro poquito.

Marisa alcanzó a mirar el reloj de la pared. Ya eran las nueve.

No podía quedarse más tiempo; tenía que levantarse, prepararse y salir.

Al ver que ella insistía en levantarse, Rubén la miró extrañado.

—¿Tienes una cita con Alberto para hablar de trabajo?

Recordaba que Alberto había quedado de hablar con Marisa sobre un asunto laboral, pero por un imprevisto, la conversación se había pospuesto. Rubén pensaba que por eso Marisa tenía tanta prisa.

Capítulo 298 1

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