El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 308

Marisa dio un paso al frente, quedando al lado de Samuel.

Eso le infundió a Samuel una confianza descomunal.

Sacó pecho y miró a los invitados con aire seguro.

—Después del accidente aéreo, la familia Loredo se preocupó porque Marisa no pudiera tener hijos. Así que, después de platicarlo con mi madre, decidimos que yo ocuparía el lugar de mi hermano Nicolás y me encargaría de continuar con el linaje de la familia Loredo.

Samuel apenas había terminado de hablar cuando el lugar estalló en un murmullo de indignación.

Aunque la mayoría de los presentes eran familiares y amigos de la familia Loredo, ante una noticia tan escandalosa, todos reaccionaron con humanidad y se pusieron del lado de la ética, criticando duramente lo que la familia Loredo estaba haciendo.

Penélope, abrumada, se sostuvo de la mesa, sin poder recuperar el aliento. Por poco se desmayaba.

Había pasado toda su vida siendo la que mandaba, jamás la habían hecho quedar tan mal en público. Nunca pensó que llegaría el día en que se convirtiera en el blanco de todos.

Era como si pusieran su dignidad en el suelo y la pisotearan sin piedad.

—De verdad que esta familia Loredo no tiene vergüenza, ¿cómo pueden tratar así a su propia nuera? ¿La ven como si fuera un objeto?

—A ver, la época de los reyes ya quedó atrás, ¿qué necesidad tiene la familia Loredo de aferrarse tanto a tener un heredero?

—¡Eso! ¿Dónde quedan los valores, la decencia? ¿Así es como honran a su difunto hijo?

—Ya decía yo que en una casa donde manda una mujer así, nunca va a haber paz. Seguro que el accidente de su hijo mayor fue castigo por sus propias acciones.

Las palabras venenosas caían sobre Penélope como una tormenta.

Samuel, sin perder la compostura, habló firme:

—Reconozco que hice muchas cosas mal en el pasado, pero nunca es tarde para cambiar. Estoy dispuesto a compensar a mi esposa Marisa y tratarla como se merece.

Mientras tanto, Marisa se deleitaba viendo la cara de Penélope, que parecía a punto de explotar.