Sin embargo, la familia Loredo seguía subestimando lo complicado de la situación.
La razón por la que el doctor Ramírez tenía tanta fama en el círculo médico no solo era por su habilidad, sino también porque casi nadie podía convencerlo de aceptar un caso. Su agenda estaba saturada y ganarse su tiempo era una misión imposible.
Samuel había movido todos los contactos posibles, habló con conocidos, buscó recomendaciones, incluso intentó contactar directamente al equipo del doctor Ramírez, pero ni siquiera lo dejaron acercarse. Mucho menos logró que aceptara atender a Noelia.
El tiempo apremiaba, y Samuel, desesperado, no tuvo otra opción que marcarle muchas veces a Marisa. Ella lo rechazó en todas las llamadas y, tras insistir tanto, terminó bloqueando su número.
...
Afuera del quirófano, el ambiente se volvía cada vez más tenso.
Penélope no podía ocultar su rabia; por ratos le echaba la culpa a Marisa por atreverse a desafiar a la familia Loredo, y en otros momentos despotricaba contra el doctor Ramírez, acusándolo de creerse mucho.
Pasó un buen rato lanzando insultos y quejas, asustando tanto al personal médico que nadie se atrevía a acercarse. Fue Samuel quien, al final, logró calmarla.
—¡Mamá, ahora no es momento de discutir!
Los lamentos de Noelia no cesaban; sus gritos desgarradores hacían estremecer a cualquiera que los escuchara.
Samuel, buscando una solución, se le ocurrió una idea.
—Mamá, ve a buscar a Daniela. Ella tiene una relación cercana con el doctor Ramírez —sugirió.
La primera reacción de Penélope fue tajante.
—¡Ni lo sueñes! Prefiero morirme antes que ir a buscarla.
Samuel, con los ojos enrojecidos y la voz cargada de súplica, no se dio por vencido.
—Mamá, ya hicimos todo lo que pudimos. No podemos dejar que el orgullo o viejos rencores echen a perder todo. Daniela es una mujer de buen corazón, si vas y le pides disculpas, seguro nos va a ayudar.
Luego, añadió con tono persuasivo:
—Al final, esta criatura también lleva sangre de los Loredo. Daniela no sería capaz de negarnos la mano...
En el pasado, Penélope se había convertido en señora Loredo después de arrebatarle el prometido a Daniela. Penélope se sentía tan triunfante en aquel entonces que ni siquiera se dignó a pedirle disculpas a Daniela. Incluso soltaba frases como: "La que no es amada, esa es la intrusa".
Daniela sufrió mucho por aquello, su salud se quebrantó y tardó años en recuperarse. Al final, Daniela logró rehacer su vida, se casó con un cirujano amable y dejó el pasado atrás.
Hacer que Penélope fuera a buscar a Daniela… Si no le pedía disculpas, Daniela la ignoraría. Pero si Penélope se humillaba, estaría admitiendo que todo lo que hizo estuvo mal, que su orgullo de antaño no valía nada.
Noelia, aún retorciéndose de dolor, no perdió la oportunidad de aprovechar la situación para atacar a Marisa.
Con una voz lastimera, miró a Samuel y se aferró a su papel de víctima.
—Amor, mi mamá ha hecho tanto por mí. Estoy tan agradecida con ella, pero a la vez le tengo tanto coraje a Marisa. ¿Cómo pudo hacer algo tan cruel? No le importa la familia Loredo, de plano está mal de la cabeza.
Mientras hablaba, las lágrimas resbalaban por su cara, y de golpe se lanzó al pecho de Samuel, sollozando entre quejas.
—Si le pasa algo a nuestro bebé por culpa de Marisa, ni muerta la dejaría en paz. ¡Te lo juro!

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