El asunto de la familia Loredo desató una ola de comentarios en Clarosol.
La gente, siempre atenta a los chismes, no dudó en decir que la alta sociedad, al final, estaba llena de bajezas.
Sin embargo, justo cuando los curiosos estaban a punto de enterarse de todos los detalles del pasado amoroso de Samuel, la noticia se esfumó de golpe.
Ya no se podía encontrar ni una pizca de información en toda la red, y así, el tema finalmente se apagó.
A decir verdad, Marisa no se dejó afectar mucho tiempo por lo de Samuel. Cuando uno anda ocupado, ni le queda espacio para perderse en preocupaciones sin sentido.
...
Jasmine empezaba a estabilizarse en su carrera, y últimamente Marisa se la pasaba ocupada firmando a nuevos talentos. Además, el señor Cáceres seguía en Clarosol, así que ella estaba más atenta que nunca.
Después de todo, el regreso del señor Cáceres a Clarosol tenía mucho que ver con ella.
Esa mañana, Regina la llamó con voz apurada.
—Marisa, tienes que convencer al abuelo. Hoy amaneció con la presión muy alta y aun así insiste en ir a la entrevista con los medios. Yo ya no sé qué hacer con él.
Justo en ese momento, Marisa estaba revisando los expedientes de los nuevos aspirantes, y ya había escogido a dos para que fueran a Jasmine a una entrevista.
Al recibir la llamada, Marisa canceló sus reuniones de la tarde, pidió un carro y salió directo rumbo a la Villa de Luz, donde estaba el señor Cáceres.
Cuando Marisa llegó, Regina estaba tan nerviosa que no paraba de caminar de un lado a otro.
En el interior, el señor Cáceres ocupaba el sillón del salón, luciendo un poco débil, con la cabeza apoyada hacia atrás. Su semblante no era el mejor.
Al ver a Marisa, el señor Cáceres apenas abrió los ojos para saludarla.
—Marisa, llegaste justo a tiempo, la entrevista con los medios está a punto de empezar. Ven conmigo.
El señor Cáceres quería llevar a Marisa con él a la entrevista, buscaba ayudarle a crecer profesionalmente, aunque fuera por otros caminos.
Marisa entendía perfectamente sus intenciones.
Y justo por eso, le dolía en el alma y se sentía apenada.
Aun estando así de mal, lo único que le importaba era abrirle camino a ella.
Sin decir nada, Marisa se acercó y ayudó al señor Cáceres a incorporarse.
Regina creyó que Marisa pensaba acompañar al señor Cáceres a la entrevista.

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