Entrar Via

El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 93

La actitud cortés del asistente confundió a Samuel por un momento.

Samuel estaba convencido de que, solo con mostrarse duro, lograría asegurar la colaboración con el Grupo Olmo.

Siguió presionando, sin dejar de alardear:

—Si no pueden responder a preguntas personales, al menos deben aclarar los asuntos oficiales, ¿no? No pueden actuar como les venga en gana. Anoche me notificaron que el socio para este proyecto sería NC, y ahora, solo ha pasado una noche y ya me avisan que hubo cambios. No puedo aceptar esto.

El asistente, manteniendo ese tono burocrático que tanto irrita, respondió:

—Disculpe, son decisiones de la directiva. Yo solo soy encargado de avisar.

Esa postura terminó por hacer explotar a Samuel.

De un manotazo, tiró el vaso del escritorio, salpicando la mesa con la bebida.

—Si no participas en nada, entonces no tienes ni la más mínima autoridad para sentarte aquí y hablar conmigo de esto.

El asistente parpadeó sorprendido, como si no creyera lo que acababa de oír.

Si no fuera porque él mismo había permitido que Samuel entrara, todavía lo tendría esperando en la entrada del edificio.

—No pienso platicar más de estas tonterías contigo. Mi tiempo es valioso. ¡Haz que venga el señor Olmo de inmediato!

Era la primera vez que el asistente se cruzaba con alguien tan rápido para montar un escándalo con cualquier pretexto. Su paciencia y cortesía ya estaban por los suelos.

Se acabó la sonrisa. Ahora mostraba un gesto serio, casi desafiante.

—El señor Olmo no tiene tiempo. Y aunque lo tuviera, tampoco vendría a verte.

Samuel captó perfectamente el desdén. No podía creer que, siendo el heredero de la familia Loredo de Clarosol, un simple asistente se atreviera a tratarlo así.

—¿Y tú quién eres para tomar decisiones por el señor Olmo? ¿Qué te crees?

El asistente se encogió de hombros, sin molestarse en disimular su fastidio.

Rubén, que estaba en casa admirando uno de los cuadros de Marisa, recibió la llamada del asistente, quien le avisó que alguien de NC estaba armando un escándalo y exigía hablar con él.

Su buen humor se desvaneció de golpe, dejando tras de sí una sensación de fastidio.

En realidad, Rubén ni quería responder esa llamada, pero recordando lo que aquel tipo había hecho la noche anterior, no pudo resistirse. De repente, tenía ganas de jugar un rato, como quien se entretiene molestando a un perro callejero.

Rubén bajó la voz a propósito, con un tono casi indiferente.

—No hay nada que hablar. Ya decidimos trabajar con la empresa VQ. Si no me falla la memoria, el contrato se firma por la tarde.

Samuel se quedó en silencio, desconcertado. Esa voz… ¿dónde la había escuchado antes?

Se puso a repasar en su mente, buscando alguna pista. No recordaba haber visto nunca al señor Olmo en persona. Solo había visitado el Grupo Olmo un par de veces y siempre había tratado con el responsable de proyectos, nunca con el jefe directo.

...

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El día que mi viudez se canceló