Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 638

—Eres una inútil —gruñó Isabella, impaciente—. Mientras más testarudo sea Sebastián, más divertido será domarlo. Hace tiempo que no encontraba un reto tan interesante. Así que deja de decir tonterías y no me dañes la emoción, ¿entendido? Si no, te largas.

Cristina asintió rápido.

—Entendido.

—Solo es un pequeño obstáculo. —Continuó Isabella, molesta—. Si lo amable no sirve, voy a usar métodos más duros. Pero le prometí a Sofía no provocarlo... así que mejor lo investigo primero.

Todavía tenía el brazo vendado, recuerdo del enfrentamiento reciente con él; sin embargo, eso solo había aumentado su interés. No se había cruzado con un hombre tan impredecible en mucho tiempo.

Cuando Isabella se obsesionaba con alguien, casi nunca fallaba. Esa vez iba a ser más complicado, sí, pero también mucho más emocionante. No tenía otras preocupaciones en la vida, así que, ¿para qué rendirse?

"Prepárate, Sebastián", pensó. "Voy a lograr que te arrodilles frente a mí". Solo de imaginarlo, se le escapaba una sonrisa malvada.

***

Al día siguiente era su cumpleaños número veintiuno.

A esa misma edad, Sofía había perdido a su mamá, se había casado con Diego y había pasado por una tormenta de altibajos. Isabella, en cambio, seguía viviendo igual que cuando tenía quince: rodeada de amigos, libre, sin preocupaciones, haciendo lo que quería.

Eduardo, su abuelo, solía decir que después de la mayoría de edad ya no hacía falta celebrar cumpleaños, pero ella no le hacía caso; desde entonces, prefería pasarlo con sus amigos. Eso sí, cada año llamaba a sus papás, a su hermano y a su abuelo para hablarles con su tono meloso de siempre.

Esa mañana, la última llamada fue para Diego.

—Quiero el nuevo modelo conceptual que todavía no está a la venta —dijo con entusiasmo—. Ese va a ser mi regalo de cumpleaños.

A Isabella le encantaban los autos; conocía cada modelo del mercado y los conceptuales, esos de diseño futurista y a veces imposibles, le fascinaban.

Diego no se negó.

—¿Sofía va a ir? —preguntó antes de colgar.

Ella se rio bajito.

—¿Te cuesta despedirte de ella?