Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 674

Desde que Sofía supo la historia entre Carmen y Camilo, esta era la primera vez que veía a ambos en el mismo lado. Camilo siempre había sido apasionado y leal. Como en el grupo había dos muchachas, se adelantó para cargar el equipaje. Al poco rato ya empezó a discutir:

—Rodrigo, Carlos, ustedes dos no tienen corazón. ¿No piensan ayudar? ¡Las muchachas los están viendo! ¿No quieren ser hombres o qué?

Dicho esto, le dio una patada a Carlos y a Rodrigo y, con toda la intención, les empujó la maleta de Mónica para que la tomaran. Rodrigo, que ya había sido “intimidado” por Camilo antes, solo le dedicó una sonrisa irónica y no le hizo caso. Carlos, que tenía la misma edad que Camilo, treinta años, pero era mucho más maduro y tranquilo, tomó la maleta de Mónica con elegancia y la arrastró.

Mónica, como secretaria principal de Alejandro, era rápida y decidida. El espectáculo la dejó sin palabras.

—El transporte está aquí, ¿ustedes qué están haciendo? Además del transporte, hay un montón de trabajadores alrededor.

Carlos la miró e intentó explicarse:

—Solo quería mostrar que soy muy caballeroso.

—Exacto. —añadió Camilo—. ¿No nos vas a dejar lucir un poco?

Mónica no soportaba tanta inmadurez y se adelantó rápido hacia Sofía y Alejandro. Carmen durmió en el avión, porque caminaba detrás, medio atontada. Camilo iba a su lado.

—Oye, ¿cómo está tu celular de batería? ¿Te presto cargador?

—Gracias, pero no —respondió Carmen.

A Camilo nada le importaba lo suficiente como para desanimarlo.

—Ya te llevé la maleta. ¿No te faltó decir algo?

Carmen lo volvió a mirar.

—Gracias.

Rechazar sin poner las cosas tensas: ese era el equilibrio que Carmen intentaba mantener. Al fin y al cabo, tenían amigos en común y no valía la pena incomodar a todos. Camilo lo entendió, pero fingió no hacerlo y siguió buscando oportunidades para acercarse a ella.

Mientras tanto, Mónica llegó primero y, cuando vio a Alejandro y a Sofía, se quitó los lentes de sol con anticipación.

—Señor Montoya, feliz cumpleaños.

Él asintió.