EL ERROR QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS romance Capítulo 26

Ninibeth se levantó, salió de la habitación con precaución, deseando no encontrarse a Conrado, aunque él le había pedido que se marchara, ella no estaba dispuesta a hacerle caso, no pensaba moverse de esa casa y dejarle el camino libre a Salomé, no iba a renunciar a él tan fácilmente, iba a utilizar cualquier medio para deshacerse de ella.

Mientras caminaba a la cocina, vio el movimiento de la casa, los empleados corriendo de un lugar a otro como si se estuvieran preparando para una celebración, frunció el ceño desconcertada, se acercó a una de las mujeres de servicio y le preguntó por lo que ocurría.

—¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué hay tanto movimiento?

—Señorita, pasado mañana es el matrimonio del señor Conrado con la señora Salomé, y hoy tendrán una gran cena previa para que ella conozca la familia Abad quienes vienen de viaje y alguno de sus socios. El señor ordenó que todo sea perfecto y mandó a supervisar todo personalmente con su hermana, por eso la señorita Cristal está aquí.

Ninibeth apretó los dientes con enojo, no podía creer que Conrado estuviera planeando una gran fiesta en la casa que había sido de su hermana, pero no, eso no se iba a quedar así, tomó el teléfono y marcó un número.

—¡Debes venir! Te necesito aquí porque si no lo haces, vamos a perder nuestra mina de oro.

“¿Qué quieres decir?”, se escuchó la voz femenina al otro lado de la línea.

—Tenemos cuarenta y ocho horas para impedir el matrimonio entre Conrado y esa mujercita que conoció y que ahora resulta que es la madre de la enfermita y quien ha criado a la verdadera hija de Conrado y la niña la adora —expresó Ninibeth con molestia.

“Yo no hice todo lo que hice para que una intrusa se quedara con todo”, dijo la mujer al otro lado de la línea.

—¿Qué quieres decir? —preguntó con curiosidad.

La voz en el otro extremo de la línea soltó una carcajada que hizo que Ninibeth se crispase aún más.

“Tranquila, Ninibeth, yo me entiendo sola, no hay nada que no podamos solucionar. Si tienes un plan, dímelo, yo me encargo”.

Ninibeth sonrió con malicia.

—Tengo un plan, pero necesito saber ¿Cómo se llama el exesposo de Salomé? Porque tengo entendido que él la echó cuando le hizo la prueba de ADN a la hija y se enteró de que no es de él. Quizás podamos hacer algo por allí.

“Cuenta con eso”.

—Otra cosa, te necesito aquí, para que me ayudes a hacer fuerza.

“Está bien, y quizás debas dejar tu animadversión por los niños y tratar de ganarte a las dos mocosas, ese ha sido tu error”.

—¿A las dos? Querrás decir a Fabiana, después de todo, solo ella es su hija —dijo la mujer con una mueca en su rostro.

“Las dos, porque Conrado ama a Grecia, y no va a estar con ninguna mujer que no ame a sus dos hijas, porque ten la plena seguridad que no renunciara a ninguna”.

—Entonces me tocará ser la mejor tía-mamá de todas —declaró con sarcasmo y una sonrisa siniestra.

Después de explicar su plan a su aliada, Ninibeth colgó el teléfono y sacudió su cabeza, se estaba metiendo en terreno peligroso, pero no había otra manera por nada del mundo estaba dispuesta a perder a Conrado.

*****

—Creo que estás exagerando Conrado, eso parece un gran acontecimiento social, a mí no me gustan las multitudes, me abruman, tampoco me agradan esas fiestas de gente encopetada —protestó Salomé molesta.

—Amor, lo sé, pero no son extraños, la mayoría son mi familia que vienen de San Andrés a conocerte, somos una familia numerosa, mis hermanos, padres, tíos, y si lamentablemente ellos son de esa gente que tú llamas encopetada, pero no son malos, y sé que sabrás ganártelo, por otra parte, quiero dejarles claro a todos que eres la mujer que amo, mi esposa, el amor de mi vida y que todo el mundo te dé tu lugar. Además, conociste a Cristal es mi hermana te ha caído bien ¿O no?

—Sí, pero estoy nerviosa, sobre todo de conocer a tu madre, las suegras y yo nos llevamos bien —dijo con un puchero.

—Lo bueno es que en dado caso que no te lleves bien con ella, vive a kilómetros de aquí, no la invitamos a nuestra casa… que por cierto esa es otra sorpresa que tengo para ti y las niñas —le dijo tomándola por la cintura y atrayéndola a ella.

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