Entrar Via

El increíble papá de los trillizos romance Capítulo 264

Adriana enterró la cabeza en la almohada, exhausta. Justo cuando estaba a punto de caer en el sueño, una gran mano se acercó a ella. La mujer dio un brinco y se apartó.

—¿Qué estás haciendo? Mira como estoy y tú todavía…

Antes de que pudiera terminar, Dante le puso la palma de la mano en la frente y le tomó la temperatura. Luego, sacó su móvil y llamó a Renata.

—Ven al Hotel Tifón.

—¡No, estoy bien! —Adriana se apresuró a detenerlo—. Solo tengo calambres. ¡No es que esté enferma! No hace falta que llames a un médico.

—¿Estás segura? —Dante frunció el ceño—. Parece que estás muy mal

—Estoy bien. Voy a tomar un poco de agua caliente y a descansar. —Adriana apoyó su cara en la mano del hombre mientras su voz se volvía suave—. Ya son las tres de la mañana. No hagas venir a la Doctora Laporte.

«Lo único que quiero es descansar. No quiero tener que lidiar con nada más». Además, el hecho de que él se preocupara por ella era más que suficiente para hacerla sentir cálida y feliz.

—De acuerdo —respondió Dante mientras colgaba antes de teclear algo en su móvil.

—¿Qué estás haciendo? —Adriana miró con curiosidad y se sintió de inmediato sorprendida. «¡Está buscando cómo hervir agua!».

Pronto, el hombre se levantó y trató de seguir las instrucciones de su móvil. Después de poner un poco de agua en el hervidor eléctrico, colocó el hervidor sobre la placa base y pulsó el botón. A continuación, se quedó de pie junto a él, observando cómo hervía el agua.

—¿Qué estás haciendo? —Adriana casi se empezó a reír—. ¿De verdad no sabes cómo hervir el agua?

—¡Cállate! —Dante la fulminó con la mirada. Se negaba a que alguien se riera de él y estaba decidido a terminar incluso una tarea tan sencilla como hervir agua. «¡Sí, lo conseguí!».

—Hola, Siri —dijo sin molestarse en escribir en el teclado.

—Aquí hay información que podría ayudar —respondió Siri.

Mirando su espalda, Adriana no pudo evitar sentirse conmovida. Su corazón se sentía tan cálido en ese momento. «En serio, este Diablo me conmueve». Nunca supo que ese hombre tuviera un lado tan amable. «Hace un segundo, se enfureció conmigo antes de comprarme unas toallas sanitarias. Luego, se enojó conmigo antes de hervir agua para preparar un té de jengibre y cuidarme tan bien».

Tal vez, esas pequeñas cosas no eran inusuales si venían de un hombre ordinario. Pero este era Dante, un hombre engreído y arrogante que nunca había entrado en una tienda o utilizado un hervidor eléctrico. Sin embargo, por su bien, ahora estaba aprendiendo poco a poco a cuidar de los demás. «Es tan diferente de lo habitual. Tan diferente…».

Después de salir del baño, Dante ayudó a Adriana a sentarse y le colocó una almohada detrás de la espalda. Luego, miró su reloj.

—Cincuenta y cinco segundos.

—¿Eh? ¿Cincuenta y cinco segundos para qué? —preguntó Adriana con curiosidad.

—Faltan cincuenta y cinco segundos para los cinco minutos —respondió Dante, sin dejar de mirar su reloj—. Faltan cuarenta y cuatro segundos. Solo puedes beberlo cuando se acabe el tiempo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El increíble papá de los trillizos