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El increíble papá de los trillizos romance Capítulo 90

—Tengo algo que decirle al Señor Licano. ¡Déjeme pasar!

Una voz sonó de repente, interrumpiendo su momento romántico.

Adriana levantó la mirada, mientras estaba en los brazos de Dante y vio una cara conocida. «¿No es ella Marta, la esposa de Tomás?». Su corazón dio un doble salto mortal, al mismo tiempo que la ansiedad aumentaba en su interior, de forma instantánea.

Tomás y Marta eran bastante ignorantes y se les podía influenciar con bastante facilidad. Por esa razón, podía adivinar con toda facilidad que Amanda debía haber instigado a la mujer a venir y exponerla…

—Tiene que concertar una cita con la secretaria del Señor Licano para hablar con él. —El guardaespaldas detuvo a Marta sin expresión y declaró—: ¡Por favor, váyase ahora!

—No estoy aquí para discutir asuntos de negocios con el Señor Licano. Estoy aquí para contarle un secreto… —Marta entro en pánico y empezó a gritar por encima de las cabezas de los invitados—: ¡Señor Licano, Señor Licano! Lo han engañado. Esta mujer, Adriana Ventura, no es tan inocente como parece. Tiene una reputación manchada y…

—¡Llévatela! —ordenó Dante con frialdad.

—¡Entendido! —El guardaespaldas cubrió de inmediato la boca de Marta y la arrastró.

La mujer gimió mientras luchaba por hablar, pero el guardaespaldas la dejó inconsciente antes de arrastrarla como a un perro muerto.

El silencio en la sala de subastas fue total. El resto de los invitados estaban aterrorizados, nadie se atrevía a hacer ruido.

Cuando Tomás escuchó la conmoción, se apresuró a reunirse con la multitud y se sorprendió al ver lo que había sucedido. Justo cuando estaba a punto de preguntar por la situación, Simón lo detuvo por la fuerza y le dijo:

—No deberías relacionarte con esta situación justo en este momento. De lo contrario, la empresa podría verse implicada.

—Pero, mi mujer…

—¡No le pasará nada! —Lo tranquilizó Simón—. Cuando la recojas más tarde, di que no sabías nada de lo que estaba planeando y regaña a tu mujer. Como mucho te darán una advertencia verbal y no te pondrán las cosas más difíciles.

—De acuerdo entonces… —contestó Tomás mientras ponía una cara larga—. ¿Pero, qué diablos pasó? ¿Cómo ofendió mi mujer al Señor Licano?

El segundo artículo era un anillo de diamantes rosa. Aunque solo era un diamante de doce quilates, los diamantes rosas naturales eran muy raros. Sumado a esto, el diamante había sido incrustado de forma impecable en el anillo.

Por otro lado, ese anillo de diamantes rosa tenía un significado especial. Tenía una historia de 99 años y había tenido tres propietarios anteriores en total. Cada propietario había vivido una hermosa historia de amor. Por ello, ese anillo significaba el amor perfecto y fue llamado: «¡Amado!».

—¡Lo quiero! —Selene no podía apartar los ojos de aquel anillo de diamante Rosa. Al instante, jaló el brazo de Héctor, pidiéndole de forma coqueta—: Héctor, ¡cómpramelo por favor!

—Puedes hacer la puja tú misma. —El hombre había perdido el interés por la subasta y tenía la intención de marcharse—. Omar se quedará y hará el pago más tarde. Solo necesito que tengas una cosa en mente. No importa lo que hagas, ¡no ofendas al Señor Licano!

—¡Sí, sí, lo entiendo! —Selene asintió con entusiasmo y añadió—: ¡No te preocupes!

Después de que Héctor diera algunas órdenes a su subordinado, se levantó y se fue.

—Selene, escucha a mamá. No compres eso. —Amanda trató de persuadir a su hija para que se fueran también—. Han pasado muchas cosas esta noche. Deberíamos dejar de correr riesgos e irnos antes de que ocurra algo malo…

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