Resumo do capítulo Capítulo 129 do livro El Regreso de la Heredera Coronada de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 129 , um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance El Regreso de la Heredera Coronada. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Segunda oportunidad continua a emocionar e surpreender a cada página.
El desenlace era predecible: Rubén perdió los cinco millones de dólares sin dejar ni un centavo, y Héctor no pudo saldar el préstamo con intereses elevados.
Al final, le amputaron un dedo.
La mansión, valorada en ochocientos cincuenta mil dólares, también fue confiscada por Héctor.
Se decía que, cuando Héctor llegó con su gente para recuperar la casa, Braulio y Lorena estaban en una videollamada con sus familiares, presumiendo sin cesar de lo exitoso que era su hijo.
Incluso habían planeado recibir a sus parientes en un par de días. Pero, en ese mismo instante, el grupo de Héctor irrumpió violentamente, y fue entonces cuando se enteraron de que Rubén no solo había perdido todo el dinero y la casa, sino que además tenía una deuda monumental.
Así, los tres miembros de la familia fueron expulsados y tuvieron que regresar al pequeño departamento sucio, viejo y deteriorado donde habían vivido anteriormente.
Pasar de la austeridad al lujo es sencillo; pero volver del lujo a la austeridad, es insoportable.
La familia lloró y discutió durante un buen rato, reprochándose mutuamente. Al final, la tensión escaló hasta convertirse en una pelea, y los tres terminaron golpeándose entre sí. Quedaron con rasguños en la cara y el cuerpo, despeinados y con las marcas de la disputa visibles en el rostro.
Sin embargo, tras la pelea, llegaron sorprendentemente a la misma conclusión: ¡volverían a buscar a Paula para pedirle dinero!
Cuando Héctor terminó de informarle todo a Ángeles, esta levantó una ceja.
Con Rubén cargando una deuda de cinco millones de dólares en préstamos usureros, y enfrentando la amenaza de perder un dedo al día, seguramente volvería a pedirle dinero a Paula.
Y Paula, por su parte, llegaría a la conclusión de que el apetito de esa familia era insaciable.
En ese momento, inevitablemente, las tensiones entre ellos escalarían.
Cuando comenzaran a pelear entre sí, Paula no se quedaría de brazos cruzados. La rabia que sentía hacia Ángeles era demasiado intensa como para no actuar. Pero Paula ya no tenía a nadie en quien apoyarse: su único aliado, el servil Ignacio, seguía rondándola, pero había perdido el valor de atacar a Ángeles.
Por lo tanto, Paula haría lo único que podía hacer: usar su dinero para llegar a un acuerdo inicial con Rubén, convirtiéndolo en un arma, un cuchillo especialmente diseñado para atacar a Ángeles.
Ángeles se deleitaba con esta posibilidad.
Porque solo si Paula daba el primer paso, ella tendría la oportunidad de contraatacar, equilibrar fuerzas y arrancarle esa máscara hipócrita que Paula llevaba puesta.
Guardó su celular en el bolsillo y se dirigió al tejado del dormitorio femenino.
El cuerpo de Beatriz se tensó al instante y se giró con cautela.
En esta escuela, solo había dos personas que eran víctimas constantes de acoso y aislamiento: Ángeles, y Beatriz, quien había sido blanco de un rumor que la acusaba de llevar una vida privada escandalosa.
Todo comenzó con un video manipulado, un montaje de un encuentro íntimo donde habían colocado su rostro en el de otra persona.
A partir de ahí, las calumnias se propagaron como pólvora, y todos las creyeron.
Incluso los padres de Beatriz, así como sus familiares y vecinos, aceptaron esas mentiras como si fueran verdad.
Aunque Ángeles y Beatriz no estaban en el mismo grado y nunca habían tenido contacto directo, Ángeles recordaba perfectamente quién era Beatriz.
En su vida anterior, Beatriz no había podido soportar la presión de los rumores y, una noche, decidió lanzarse desde ese mismo tejado.
Como una mariposa con las alas rotas, cayó pesadamente al suelo.
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