El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 130

Ángeles recogió el sombrero que había caído al suelo y se lo tendió a Beatriz con una voz suave: —Hace mucho viento en la azotea. La próxima vez, no subas aquí.

—No es asunto tuyo.

Beatriz tomó el sombrero y se dio la vuelta para irse.

Ángeles parecía querer decir algo más, pero Beatriz la miró fijamente y le advirtió con frialdad: —Será mejor que te mantengas lejos de mí. De lo contrario, te arrepentirás.

El tono de su voz era feroz, intimidante, y no dejaba ningún espacio para que alguien se acercara.

Ángeles solo pudo esbozar una sonrisa resignada.

En ese momento, la voz de los altavoces de la escuela resonó, convocando de manera urgente a todos los estudiantes de primer año a reunirse en el campo deportivo. Decían que había un anuncio importante que hacer.

¿Qué se traen ahora?

Ángeles frunció el ceño, intentando adivinar de qué se trataba. Tal vez era algún evento, como una bienvenida para los nuevos alumnos o alguna ceremonia especial.

Sin embargo, cuando Ángeles llegó al campo deportivo y alzó la vista, lo primero que vio fue a Oscar de pie junto al director de la escuela.

Un mal presentimiento cruzó su mente.

En el escenario, el director aclaró su garganta, tomó el micrófono y anunció: —Tengo una gran noticia para compartir con ustedes. ¡El Presidente Oscar ha donado ciento cuarenta mil dólares a nuestra escuela para cubrir los gastos del entrenamiento especial para los nuevos estudiantes!

—¡Y no solo eso! Este año, además del entrenamiento, hemos organizado una actividad de servicio social: un viaje para brindar enseñanza voluntaria en comunidades rurales y hacer donaciones.

—Coincidiendo con el centenario de nuestra escuela, la institución también ha destinado ciento cuarenta mil dólares para comprar libros, útiles escolares y otros materiales para las escuelas en estas zonas necesitadas.

—El entrenamiento durará dos semanas. Por supuesto, deben estar conscientes de que las condiciones en las comunidades rurales son extremadamente precarias y difíciles. ¡Prepárense mentalmente para enfrentar este reto!

—Díganme, ¿están dispuestos a participar?

Tan pronto como el director terminó de dar la noticia, ya se oían exclamaciones de sorpresa entre la multitud. Y cuando hizo la pregunta, el campo deportivo entero estalló en gritos emocionados: